Translate

El Tibidabo.






El Tibidabo.

 Sentada frente a la iglesia del Tibidabo o“ Templo Expiatorio de España”( según puedo leer), descansando de las largas colas del parque de atracciones y después de ver las caras de mi hijo y su compañera de clase, para entrar en el Hotel Kruger.
Sí esperando entrar en el hotel del miedo con caras de estar armándose de paciencia por la cola de una hora que estaban haciendo.
Aquí  venimos a comer hamburguesas, franfurts y helados y a oír los chillidos de los críos cuando están en la Montaña Rusa.
Venimos en masa a pasar el día y me pregunto¿ cómo es que somos tantos en esta ciudad que aunque la mitad se hayan ido de puente, la otra mitad no cabemos ni en las playas ni aquí en el tibidabo?, y el Templo Expiatorio vacío.



Maribel Fernández Cabañas.

Mi lago.


Mi lago.
Mi lago, tiene en la orilla, lirios amarillos de tallo largo verde y sauces llorones que dan sombra.
Al fondo hay un monte de hierba y arbustos con florecillas rojas.
Yo me mantengo en la orilla por donde están los bancos donde los paseantes se sientan y dejan restos de comida.
Habitualmente los domingos, vienen familias a pasar el día y nos echan perdigones que compran en el kiosco de este gran parque, ¡están buenísimos!
Solemos ir todas juntas y cuando un niño pasa corriendo entre nosotras nos espantamos y volamos hasta los tejaditos de los museos que hay cerca. Aunque les han puesto clavos para que no nos posemos pues nuestros excrementos destruyen la piedra de estos bellos edificios emblemáticos.
Mas apartado está el bosque de pinos donde también hemos hecho nidos , pero como la orilla de mi lago no hay nada igual.


Maribel Fernández Cabañas.

Día de limpieza.


Día de limpieza.

Lena, la de la limpieza, llevaba una temporada sin venir porque se había ido a Bolivia a ver a su hijo y a su madre y en ese tiempo nada se había roto en mi casa lo último que se rompió fue el centro de mesa de Murano que nos regalaron de la lista de bodas. En estos dos meses, que Lena ha estado fuera, los objetos de la casa han permanecido intactos. Mi marido mi hijo y yo hemos limpiado, mi hijo su habitación y la caseta de la perra.
Yo los martes cuando llegaba ella me iba corriendo al gimnasio para no enterarme de nada de lo que hacía.
Pero este martes me he quedado en casa y le he dado las ordenes oportunas con detalle, entre ellas que no entrara en el salón y que no limpiara el polvo de las habitaciones porque ya a mi hijo le descompuso una maqueta para el colegio, que tantos días le había costado construir, también le rompió una marioneta de cerámica que le trajeron sus tíos de Praga.
Sí, me he quedado en casa en mi despacho escribiendo y leyendo artículos que tenía atrasados.
Hoy no he dejado la radio en sus manos, porque siempre me cambia las emisoras y luego sólo encuentro radio-latina. Ni me la ha pedido, porque entre otras cosas ella tenía prisa ya que tenía que limpiar en otra casa y además las tareas que yo le había encomendado eran justo las que ella hace en las tres horas que le iba a pagar.
 Pues sí, desde mi despacho, entre artículo y artículo y los comentarios de RAC 105, oía un ¡ pum! y daba un brinco de la silla. ¿Que habrá roto la cafetera nueva eléctrica? e instintivamente hacía un gesto para levantarme de la silla e ir a verlo. Dispuesta a ir a verlo a la cocina pero NO. Me dije a mi misma:” aquí me quedo con lo mío y no sufras Lucía que  ya lo veras todo a las doce del mediodía”.Así se fueron sucediendo varios ¡pum!,¡ pum!...
Y yo oía las noticias de las 11.30 de la radio y olía a lejía y oía el ruido de la ducha de teléfono “ ya va por lo último que le mandé , voy a salir a pasear a la perra  mientras ella acaba y luego la invito a un refresco” . Me dí un paseo de diez minutos con la perra y respiré el aire fresco de la mañana, volví a casa y me puse a limpiar el polvo del salón con la colección de pipas de mi marido de las cuales ella ya ha roto alguna que otra y mi marido que es un manitas las había arreglado. Disfruté de mi salón con todos los objetos intactos y también de limpiarles el polvo.
 Dieron las doce y ella ya se iba:
_ Señora Lucía, se me ha caído el bote de forza-hornos y he roto el tapón. Me dijo Lena con cara compungida.
_ No pasa nada Lena, ¡anda tómate un refresco! . Sonreí aliviada.


Maribel Fernández cabañas.

Resaca.


Resaca.
Resaca de la fiesta de ayer que organizó nuestro amigo Tamanca junto a dos amigos más.Fiesta con canciones de los setenta como la de Los toreros muertos: “Y creo que he bebido más de cuarenta cervezas hoy y creo que tendré que expulsarlas fuera de mí y subo al water que hay arriba en el bar…Mi agüita amarilla, mi agüita amarilla….”
Curiosa fiesta en un pabellón de gimnasia, con un patio que daba a la playa y mi hijo con los hijos de nuestro amigo Tamanca haciendo una barbacoa de verduras a las diez de la noche y las olas azotando la orilla de la playa.
Había un guitarrista amigo de los festejados y un cancionero repartido entre los aproximadamente cien asistentes, para poder cantar, a coro, las canciones marchosas y divertidas de varios grupos o solistas como El último de la fila, que sonaba así:”¿ Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?.Nadie es mejor que nadie pero tu creíste vencer…Me siento hoy como un halcón herido por las flechas de la incertidumbre…”  Y los más decididos salían a cantar haciendo duos simpáticos con gestos y bailes estilo Karaoke.
Una fiesta que ahora que se me está pasando la resaca la veo insólita en una capital y más al estilo de los guateques de pueblo. Insólita pero divertida.


Maribel Fernández cabañas.

La compra.


La compra.
Salgo soñolienta de la siesta y me voy con el carro al centro comercial, que está a diez minutos de mi casa. Paso por el inmenso parque ,con plantas traídas de otros países hace quince años, cuando estábamos en plena burbuja inmobiliaria, observo el drago de Canarias, la palmera del Caribe, etiquetados con sus nombres latinos y vulgares en una placa en el suelo. Cruzo el puente del inmenso lago, donde chapotean los patos y llego a la puerta del centro comercial.
Allí me encuentro con una señora de mediana edad sentada en uno de los cómodos bancos blancos de imitación a piel, me llama la atención que está comiendo de lo que saca de unas bolsas que ha comprado en el supermercado. Sigo andando, fijándome en las lujosas tiendas con los escaparates anunciando la ropa de verano y descuentos de hasta el 30%en este mes de mayo. Muy bonitas y alegres las blusas y las faldas de flores ,pero triste porque las tiendas están vacías. Mis ojos y los de tres hombres, ya entrados en años, parados ante el escaparate de una de las tiendas de mujer. Están hablando en voz alta:
_Juan, le pregunta uno de ellos al que tiene al lado, ¿ te has fijado? este año se llevan las faldas largas y de flores.
_Sí Andrés no le vamos a ver las piernas a las chavalas, le contesta.
_ ¡Pero ya iremos  a la playa a verlas en bikini!, dijo el tercero riendo.
Y así escuchándolos, mientras mirábamos lo mismo, me adentré en el super y ví que estaba lleno y pensé: Al menos aún podemos comprar comida y que  nos duren mucho los oídos y la vista porque con esta crisis económica no hay para más.

Maribel Fernández Cabañas.

Salida matutina.


Salida matutina.

Que maravilla cruzar el portal y ver mi calle y salir de la vista que veo siempre desde mis ventanas. Llegar al chiringuito de la playa y encontrarlo abierto.
 Dejo atrás, no sólo las vistas, sino la pesadez de decirle a mi familia:¡ bajad la música! ¡ cuelga el teléfono que llevas mucho rato hablando!¡ haz los deberes!….
Cruzar el portal y sentirme libre como un pájaro, después de esta escueta conversación entre Luis y yo:_¿ dónde vas Lucía?_¡Hasta luego Luís!, yo por las mañanas hago mi vida,(é l lleva cuatro días prejubilado).
Sí, llegar al chiringuito con las mesas y las sillas recien puestas, en una buena tarima de madera para que no se hundan en la arena de la playa y el espectáculo grandioso del mar Mediterráneo ante mis ojos, con unos veleros pequeños navegando y poquito oleaje.
Había gente y me acerqué a dos mujeres que estaban conversando:
Una le decía a la otra:
_Llegué a casa cansada, después de haber pasado un jodido día y así me recibe Manolo:
_¡No has hecho la compra, no hay nada en la nevera! ¿Qué vamos a cenar?, me gritó.
Yo me callé por no enfadarnos, pero al día siguiente le mandé un correo:
“Manolo si te has juntado conmigo para que te haga la compra vas listo machista”.
No me contestó al correo y llevamos siete meses sin vernos y nos hablamos por el Facebook.

Entonces yo pensé: Dios mío a ver si mi Luís se va a enfadar conmigo, porque le he dicho que hago mi vida… Me volví a casa y le llevé un bocadillo de jamón, que dicen que por el estómago se conquista.


Maribel Fernández Cabañas.

Correo.

Correo.

Querida Hermana:
Tú me decías por teléfono que diera un paseo en bici con mi marido, ahora que está con unos días libres. Pero a mi me sientan mucho mejor los paseos yo sola. Hoy por ejemplo para despejarme de la siesta he cogido la bicicleta y he dado un paseo, respirando el aire de azahar de los naranjos en flor y dándome el viento en la cara, me he despeinado y el pelo me tapaba la cara pero no me importaba .Y mientras pedaleaba he visto a una mujer con pamela, sandalias y pantalón corto, leyendo un libro tan plácidamente, y los grandes edificios silenciosos y la calle silenciosa, porque los niños están en las escuelas y los padres trabajando dentro de esas torres de  veinte pisos. Y cuando he vuelto a casa estaba feliz y contenta y he charlado con mi marido tomando un café.

PD:Te mando una foto.

RESPUESTA.
Querida Lucia: como aquí en el pueblo siempre vamos unas cuantas a andar yo te sugería que fueras con tu marido para no ir sola, pero ya veo que lo disfrutas a tu manera. Un Beso. Irene.

P.D. Sígueme mandando fotos, guapita




Maribel Fernández Cabañas.

Comentario.

Hola  tod@s:
Os comento que ahora, en el blog,estoy representando a través de fotografías "momentos" y los describo.
Eso no quita que de vez en cuando escriba una pequeña historia con personajes.
Gracias por vuestros comentarios me animan a seguir escribiendo.Por cierto y el libro, ¿ os ha gustado?
Besos,
Maribel Fernández Cabañas.

La peluquería de Lolo.


La peluquería de Lolo.

La peluquería de Lolo está  debajo de   mi casa y la temo, pero hoy me he asomado a ver si tenía pocos clientes, ya que había llamado a la de Vanesa y no me daban hora hasta dentro de dos días. Me gusta ir a la de Vanesa porque te pone un cafecito y música clásica y te habla con voz suave.
Pues sí, he ido a teñirme el pelo a la peluquería de Lolo y cuando ha ido a coger los guantes para teñirme sólo tenía uno. Después  llegó otra señora y como sólo tiene un sillón de peluquería, me indicó que me sentara en un sillón de masaje, enfrente de una puerta que la hija del peluquero abrió y vi todos los tratos que había y a la niña, de unos siete años, abrir una mochila y luego salir del cuarto y decir:_¿ papá dónde tienes tu móvil?_ No lo tengo, le contestó .La niña empezó a sacar un televisor pequeño y a buscar un enchufe mientras Lolo peinaba a la otra señora y de paso le daba  un grito  a la niña: _¡Aurea deja la tele en su sitio, que no funciona!, pero Aurea parecía no oír y seguía probando la tele, hasta que al cabo de un rato la dejó arrinconada al lado de un secador.
Yo sentada como quien lee una revista, de hace dos meses, que me había ofrecido el peluquero y en estas que  miro mi móvil para ver la hora y la niña se me acerca y ya casi acaparándose de él  me pregunta:_¿ Tiene juegos? _No, no, no tiene, ves solo tiene este reloj grande le dije enseñándole la pantalla y lo guardé inmediatamente en mi bolso. Entonces la niña se fue al lado de la otra señora que también tenía el suyo en la mano y le hizo la misma pregunta_ ¿ Tiene juegos?_ Si mira tiene este juego de mi hijo.  La niña le cogió el móvil y se puso a jugar, pero la señora le dijo:_ No, no que estoy esperando un mensaje importante y Lolo volvió a gritar: ¡Aurea! ¡Aurea!.
Hasta que ya por fin me lavó la cabeza y me luego me preguntó:_ ¿Cómo quieres que te lo peine?_ No gracias Lolo, así está bien que se me secará natural con el sol. Me fui con el pelo mojado y mi móvil intacto.

Maribel Fernández Cabañas.