Paisaje triste.
El agua mansa. En ella flotan dos barquitos de madera sin velas y sin motor.
El puerto es de piedras mal cortadas y cada una de un tamaño y de un color diferente. Sobre estas piedras se tambalea un porche de tejas medio rotas y rojizas.
La luz intensa del sol proyecta la sombra de los barcos en el agua, la sombra del porche en el escueto puerto y la escasa sombra de los árboles en el terreno árido.
Debajo del porche dos viejecitos pescadores, remiendan sus redes.
Escalonadas en la parte media, de lo que parece un monte, se encuentran unas pocas casas ruinosas y mal apiladas que dejan ver, entre sus paredes grisáceas de la humedad, unos árboles sin frutos y una solitaria palmera centenaria.
En lo más alto del pequeño pueblo pesquero, se divisa una muralla deshabitada, con una fortaleza en ruinas.
MaribelFC.