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Kety

 

   Que bien me lo he pasado hoy con mis amigas del parque Kety va vestida muy extravagante y Míriam y yo más discretas con kety siempre tengo luego una anécdota que contar una vez que salí  con ella estábamos sentadas en uno  de los muchos parques que hay en mi barrio y pasó una moto y ella le gritó por aquí no pueden pasar motos y él le contestó  que era un vigilante del ayuntamiento también a gritos.

   Y hoy después de muchos días sin vernos y eso que vivimos cerca al llegar al punto de encuentro que he sido la primera en llegar y le he querido dar un saludo  a  Kety  con los codos y se ha separado de mi para explicarme con un gesto que había que ponerse una mano en el corazón y a un metro de distancia.

   La tercera en llegar ha sido Míriam que tiene una leve cojera de nacimiento y es más sensible a pesar de estar con el móvil en la oreja con la otra mano me ha puesto la mano en el brazo y eso me ha hecho sentir su cariño.

   Y es que no hay nada mejor que sentir el calor del de al lado.

MFC

 

MARÍA ANTONIA

 

   Hace muchos años érase un niño llamado Rubén asistía cada mañana a la misma hora a clase particular con una maestra especializada en corregir la lateralidad cruzada de todos los niños de su pueblo, un pueblo situado en un monte desde el que se veía en su valle un río poco caudaloso.

   Todo empezó un día en el que  los padres de Rubén le pidieron  a la maestrilla que si le podía  dar clases porque estaba en tercero de primaria y había suspendido todo menos religión entonces la joven maestra que hacía un año que había acabado los estudios les preguntó sabe leer y escribir y los padres contestaron que no entonces la maestra que había hecho cursos de especialización les dijo con mucho optimismo que venga Rubén a mi casa lo antes posible porque no hay tiempo que perder y sinceramente les digo que no aprobará en septiembre porque esto es un proceso que requiere calma y les recomiendo que el niño vaya primero a este psicólogo que es el que me ha dado a mí el curso para reeducación de la lateralidad.

   Un psicólogo pero eso es grave y mi hijo no está mal de la cabeza y a la maestra en paro después de mucho insistir  por el bien del niño lo consiguió y se fue con Rubén y sus padres en el bus de línea a la consulta del psicólogo allí en la primera sesión le hizo preguntas a todos y un test hablado con el niño a solas y lo derivó a un neurólogo.

    Al cabo de un mes supieron los resultados y tenía falta de mielina en las células y tenía que tomar una medicación.

    Pasó el verano y el niño empezó la escuela para que no perdiera la socialización  de estar con el grupo clase y a media mañana salía el colegio para seguir a reeducación con Elsa la maestrilla.

   Elsa vivía en la parte baja del pueblo y Rubén en la alta el niño se recorría todo el pueblo montado en una burra llamada María Antonia y cuando le parecía se bajaba de ella y se quitaba los zapatos y los tiraba en algún tejado de una casa hasta que llegaba a la clase particular  dejaba a la burra atada a la ventana y entraba en clase donde  Elsa le enseñaba a diferenciar unas letras de otras con un juego de fabricación casera que habían elaborado ella y su hermana siguiendo el método que le habían enseñado en el curso de reeducación  entre ellas un abecedario de letras de lija y con ellas tenía que diferenciar con la vista y el tacto las letras b, d, p, q por ejemplo y también cuando Rubén prestaba atención componían frases .

   Había otro juego que era como un circuito de coches con todos los códigos de circulación y cochecitos de juguetes y el niño tenía que repetir la frase “cojo el coche rojo y lo pongo en el stop “

   Y así a base de esfuerzo por enseñar de Elsa y mucha paciencia para conseguir que Rubén atendiera en unos meses Rubén aprendió a leer y sus padres felices

   Elsa siguió  dándole clases  y le ayudaba con los deberes de la escuela hasta que se puso de lleno a trabajar en una escuela de la capital e iba poco por el pueblo. Y un día se encontró con Rubén que había acabado formación profesional pero ya sin María Antonia.

-MFC

 

JORGE

 

   Elsa había recibido una llamada inesperada de su amiga Berta iban a pasear las dos. Se encontraron a la hora convenida compartieron  confidencias , Berta era la que guiaba el paseo, se les notaban mas las arrugas pero su espíritu luchador no había cambiado, untadas en crema facial y con sonrisa abierta caminaban por el paseo marítimo y se pararon para desayunar  un zumo de naranja y un sándwich. Desde la terraza del mar veían  los barquitos del puerto deportivo con sus velas alzadas al viento y el sol les daba en la cara.

   De pronto apareció un gorrioncillo a comerse las miguitas del pan que el señor de la mesa de al lado les daba, mientras miraban a su mesa  el señor canoso y joven les preguntó puedo compartir la mesa con vosotras que estoy solo, enseguida Elsa le dijo que sí.

   Me llamo Jorge y vengo todos los días aquí los gorrioncillos me esperan son como mi familia la cual me dejó porque ya no querían más animalitos en casa, que si un gorrión, un perro, peces… siempre mirando por ellos y me despreocupaba de los más importante que era comunicarme con mis dos hijas y mi mujer que ahora están en Gijón pero aquí en Málaga no tengo a nadie.

   Ya tienes dos amigas cuenta con nosotras para pasear los domingos y así fue, cada domingo hiciera sol o viento los tres se veían para desayunar en una de las terrazas de la playa hasta un día en el que tuvieron una fuerte discusión porque Jorge se presentó con una jaula y a ellas no les pareció bien que enjaulara a los gorriones.

    Pero Jorge no se dió por vencido se hizo de un mono pequeño de esos que van saltando de árbol en árbol buscando sus ramas para colgarse y recorrió las calles de la ciudad con su mono aunque no las encontró hasta pasado un mes y se quedaron boca abierta cuando el mono saltó a la cabeza de un amigo que las acompañaba y como no supieron que decirle siguieron el paseo los cuatro, y así por muchos años, pasearon  juntos por las calles de la ciudad vacía.

-MFC

PELUQUERÍA

 

                                        

   Que alegre es  esta señora tan mayor que no deja de hablar con la peluquera, piensa Lucia mientras espera su turno.    

   La señora tenía todo el pelo canoso y había ido por primera vez a esta peluquería porque la más cercana a su casa tenía  cerrado y mientras la peluquera iba haciendo, ella a pesar  de tener la boca tapada por la mascarilla  se le entendía bien.

Iba desgranado su vida abiertamente no le importaba que nos enterásemos.

   Qué edad tendrá con esos cuatro pelos blancos que me recuerdan a los de mis abuelas sólo que  ellas  llevaban moños y no iban a la peluquería , que moderna son las señoras de la capital que llevan  hasta sandalias de  jóvenes y las uñas pintadas.

   La peluquera le seguía la corriente pero intentaba modernizarla más aún, le secó el pelo, se lo peinó con el cepillo eléctrico para rizar el pelo y ya está usted lista.

   La señora  decía que  estaba acostumbrada a los tubos y sin pinzas ni nada la peluquera se los puso  incluso estando ya bien peinada.

    Ella había estado siempre con mucha familia hijos y marido pero su marido falleció al cumplir los cincuenta años y con el paso de los años sus hijos se fueron casando y dándole nietos y ahora a sus noventa años vive sola pero siempre ayudándolos en todo porque ella piensa que el dinero que tiene es mejor gastarlo en vida.

   Y se despidió muy alegre y bien guapa hasta dentro de quince días.

-MFC

 

MAGIA

 

   Elsa estaba en su terraza conversando con Susi una amiga que se había desplazado con su coche a hacerle una visita.

   Mientras estaban tan tranquilas hablando y haciendo planes para hacer una excursión por el monte, vieron como  la grúa municipal se llevaba el  coche azul de Susi.

    Bajaron  corriendo y que tranquilidad, llegaron a tiempo para detener al de la grúa y librarse de la multa.

    En la calle vieron algo insólito: la mujer de la limpieza de la escalera, del edificio de Elsa, en vez de llevar el carrito con los útiles de limpieza  tiraba de una cola muy larga de pavo real como si se hubiera transformado en ave.

    Elsa le preguntó y le dijo que había tomado una poción mágica que le duraría hasta final de año.

   Fue entonces cuando las dos amigas le pidieron la dirección del druida para que hiciera magia con ellas.

   Al cabo de unos días Elsa y Susi hicieron su excursión la una convertida en lince y la otra en lobo.

-MFC

CON MÚSICA

 

     Elsa hoy ha hecho una excepción a ella que no le gusta estar de noche por ahí y  encima con mascarilla que se le empañan todas las gafas hoy ha salido motivada por una de sus joviales amigas

     Han podido disfrutar de un paseo por el gótico, entrar en la catedral, pasar por la casa de la justicia, escuchar a los músicos callejeros tocando jazz con su saxo.

    Las dos tarareaban la canción  a pesar que les traía bonitos recuerdos no sabían cantarla.

    Era divino compartir la belleza que había en esa plaza mágica de la catedral que es el punto de mayor energía positiva de la gran ciudad.

    No les han faltado los churros con chocolate en las calles donde estuvo Cervantes hace siglos y que siguen ahí de mármol duro,  como ellas dos mujeres  fuertes a pesar de la pandemia y de las vicisitudes de la vida.

-MFC

AIRE DE LA CALLE

 

 

Elsa da paseos huyendo de los virus y recuerda su niñez y adolescencia recuerda los duros inviernos de su pueblo natal en los que toda la familia se reunía en el único foco de calor que había en la casa, el brasero de carbón debajo de la mesa camilla donde no sólo se calentaban sino que se secaba la ropa y luego cuando ella tenía que hacer la maleta para irse al internado todas las amigas notaban el olor a carbón en su ropa.

A Elsa le gustaba hacerse sus jerséis de punto y aprovechaba por las noches para tejer en la habitación de la casa a la luz de la mesita de noche.

La habitación  era para ella y para sus tres hermanas y eso era un inconveniente una encendía la luz para leer o hacer punto y otra la apagaba y en la mesa camilla seguían los padres hablando no había televisión pero escuchaban  la radio.

El agua del panero en el patio se quedaba helada y los gatos se resbalaban en los tejados de la escarcha.

El frío se combatía corriendo y jugando en la calle empedrada a veces nos rompíamos un brazo y con escayola y todo seguíamos en la calle de día.

 Cuando Elsa fue creciendo y le dolía la garganta que era su punto débil su madre la llevaba al médico a la otra punta del pueblo y se iba parando con todas sus conocidas que barrían la puerta y les contaba lo que le pasaba.

Elsa lo pasaba mal le hubiera gustado un poco de mas discreción, pero no se quejaba  se sentaba en la sala de espera del médico  hasta que la nombraban y cuando entraba en el médico la pesaba, la medía, le ponía el termómetro y le recetaba un antibiótico, son anginas.

La niña tiene anginas volvía su madre repitiendo a todas las vecinas.

-MFC

 

 

EXCURSIÓN (II )

 

La montaña estaba diferente, le faltaba algo, no sé si era el seto o las estatuas, desde ella se veía el puerto sin movimiento, sólo se escuchaba el tráfico de la carretera, el silencio lo inundaba todo, algunos gatos vagabundeaban por allí.

   Los manteros no hablaban para vender y los pocos paseantes que estábamos tampoco, nuestras mascarillas nos lo impedían, algunos estaban sentados  leyendo un libro.

   Dimos pronto la vuelta a casa, al menos en el parque de mi barrio se escucha la algarabía de los chiquillos cuando salen de la escuela.

   Me acordaba de mis amigas las que viven cerca de la montaña pero como todo es a través de mensajes cortos ni siquiera utilicé  mi móvil. Lo que más me llenó de alegría fueron una rosas que brillaban con un reluciente color púrpura, los dos admirábamos   ese resto de naturaleza.

EXCURSIÓN

   Después de una semana ajetreados, salimos a un pueblo cercano  paseamos por  el paseo marítimo,  deteniéndonos  en la arquitectura  de  las casas  coloniales

   Respiramos el aire puro sin contaminación dejando atrás la gran ciudad, compartimos recuerdos, sin acordarnos de ningún problema.

  Otros también  paseaban con su familia.

 El tren de la costa recogía viajeros   .

   Olvidamos por unas horas las  malas noticias que da la televisión.

 Si el tiempo se pudiera detener ahí…

 Queda el recuerdo de la limpia arena y la tranquilidad otoñal.

Y es que pasear da vida.

-MFC

  

LABORAL

 

Que buenos tiempos aquellos de  bachillerato, sobre todo en la clase de Historia del arte,  le cantábamos a Don Castillo  que era el  profesor,  una canción de Cecilia y como en aquellos tiempos los profesores fumaban en clase, le cantábamos:

“Quien era aquél que  mandaba a  por cerillas a cualquiera,

 Quién  cada nueve de septiembre nos mandaba un trabajo extra…”

El profesor era muy sabio y aprendíamos mucho con él nos enseñaba a todos los pintores como Botticelli con diapositivas pero era un hueso porque a casi todas nos mandaba trabajos para casa en vacaciones y algún trabajo de recuperación de algunos temas para septiembre. A alguna de nosotras nos mandaba a hacer un trabajo sobre la pintura egipcia y aprovechábamos  las pequeñas bibliotecas de nuestros  pueblos y nos perdíamos las fiestas con tal de estudiar para que Castillo nos pusiera buenas notas.

 En aquellos años de internado catábamos muchas canciones en las horas del recreo  escuchábamos a cantautores y nosotras cantábamos” Había una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos… " o " Me lo decía mi abuelito me lo decía mi papá, trabaja niño trabaja que sin dinero vivirás..." de Paco Ibañez y es que sin música no se puede vivir la música es un bien para el corazón.

AQUELLA NOCHE

 

Aquella noche fría y oscura, recorriendo la gran ciudad mareada, pensando tengo que luchar por mi vida, llegó al lejano  hospital.

Elsa valiente, luchó por llegar. Estaba sola  y helada de frío.

Fue atendida por una enfermera y por un médico que le salvaron su débil corazón.

Ahora con una medicación, ejercicio, verduras y frutas está contenta de poderlo contar retomar la lectura y la escritura. Actividades que le dan más sentido a su existencia.

-MFC

RECETAS DE COCINA

 

Elsa, estaba  sola en casa con gripe, llevaba una semana sin salir   se le había acabado la comida y estaba tirando de comida en conservas que tenía en la despensa.

Sus vecinos de vacaciones menos Julia a la que le gusta cocinar, cocina muy bien,  se impregna el patio  de un olorcillo de pucheros al fuego muy agradable que abren el apetito.

Elsa que no había entrado nunca en su casa, salió con la bata de estar  llamó al timbre de Julia.

 Esta le abrió enseguida con mucha alegría y le contó  lo que estaba cocinando para sus  nietecitos   y le dió a Elsa la receta.

Al cabo de unos días cuando ya había agotado sus víveres y estaba mucho mejor compró los ingredientes y pudo saborear aquellos buenos guisos y una vez a la semana iba a casa le Julia a por una buena receta, tanto fue así que ahora Elsa, que es escritora, las va guardando para escribir un recetario.

 

-MFC

EL TRANVÍA

 

 

Recuerdo aquellos tiempos no tan lejanos en los que  cogía el tranvía, iba al parque de las rosas yo sola, veía los jardines y el palacio escuchaba lo que decía el guía y me empapaba de cultura, llegaba a casa llena y satisfecha, ni apetito tenía sólo quería dormir pensando en lo que había aprendido ese día y compartir con amigos mis fotografías, luego las borraba de mi móvil, me sentía satisfecha y no me importaba estar sola.

Ahora tengo el miedo metido en el cuerpo y voy con Guillermo mi compañero, él es fuerte y alegre─ me transmite su vitalidad─ vamos andando  paso a paso  sin salirnos del barrio .Hoy hemos visto el amanecer los dos juntos, muy acaramelados, hemos podido ir en bicicleta por la calle hasta el puerto donde había barquitos de vela navegando y muchos deportistas como nosotros porque el tranvía no pasa y  los palacios y museos están cerrados, se pueden ver por internet.

Pero no  hay prisas lo  importante ahora es el cariño, el amor y meterse en un libro que es el mejor amigo del hombre.

-MFC

 

EL ABUELO

 

 

Lucía en sus  paseos matutinos veía  a niños que iban de paseo con sus hermanitos pequeños y a un abuelo muy elegante.

 No los conocía de nada,  el abuelo le  recordaba al padre de una amiga suya que  era muy tranquilo  hablando y  muy conocido en su pueblo, lo conoció  de jovencita cuando él iba a recoger la cosecha de trigo.

Sin embargo  este hombre, lo que hacía era coger espigas secas de los árboles de la ciudad  recogía flores silvestres  como  espigas, flores, campanitas y  margaritas.

Hasta que llegó el día en el que los jardineros las cortaron y pasear por la ciudad ya no era tan bonito para Lucía.

-MFC.

ROMERIA

 

 

Cuando   yo era joven  iba a la romería del  pueblo de  Alicia y Katy  vivían  en un pueblo no muy lejano a la ciudad de provincia donde estudiábamos para ser maestras.

Compartíamos apartamento en la capital y nos lo pasábamos muy bien en nuestra época de estudiantes no faltábamos ningún domingo al cine en sala grande y las películas eran entrañables como la de” bailando  con lobos” y cuando acababa la película  la comentábamos por aquellas calles estrechas de la judería donde nos tomábamos unas tapas y una cervecita y compartíamos nuestra felicidad con nuestro grupo grande de amigos y amigas universitarios. Qué  bonitos eran aquellos tiempos, se nos hacían muy cortas las tardes de domingo porque había que acostarse temprano para el lunes a las ocho de la mañana estar en clase.

Queríamos ser maestras y lo conseguimos ahora estamos las tres jubiladas y aunque  ahora  vivamos  lejos de la romería no faltan nuestros encuentros nos vemos cada primer domingo de mayo y no faltan las risas y recordando aquellos felices recuerdos nos duele menos  la  lumbalgia o el reuma.

-MFC

 

MON AMOR


Hoy es el aniversario de nuestra boda y recuerdo como nos conocimos en aquella caravana en el sur.
 Eres mi Piturrina ─me decía─  nos enamoramos  de verdad, lo que parecía un amor de verano se convirtió en una convivencia continua con sortija y reloj de prometidos.
 Y hoy, al cabo de muchos años lo hemos celebrado por todo lo alto, con los amigos que nos presentaron, que son como de la familia.
-MFC

MISIFÚ




Pedro vivía en un pueblo de calles sinuosas donde los vecinos eran alegres y salían todos de sus casas que eran bajas y soleadas pero los niños no podían pasar por los callejones oscuros, largos y estrechos por la noche, solo podían ir al callejón de de la señora Soledad, que era la curandera del pueblo y acompañados de sus padres.
La señora Luz  vivía en una casa oscura llena de libros y de pociones de todos los colores para curar males, hacer hechizos con hierbas venenosas o pociones de amor.
Pedro que   era ya, mayorcito durante el día salía a jugar por todos los rincones del pueblo con sus hermanos y más niños, unos con bicicleta y sus grandes caídas, otros a canicas, futbol, baloncesto otros a las adivinanzas y se lo pasaban muy bien siempre y cuando llegaran a sus casas antes de que se hiciera de noche, porque por la noche salían personajes que no eran muy de fiar.
La casa de Pedro tenía dos puertas, la puerta de atrás, que daba a un callejón y la de delante que daba a la calle principal, por las noches estaban seguros porque  tenían un gato negro llamado Misifú que esperaba a Pedro y a  sus hermanos y en cuanto los oía venir silbando o cantando él se metía en casa y los recibía por la puerta de delante y se alegraba de verlos.
Pero ocurrió un día  en el que Pedro aprovechó cuando todos dormían y Misifú estaba  entretenido buscando ratoncillos entonces Pedro se encaminó al callejón de la señora  Luz la cual enseguida lo  reconoció y le abrió la puerta, era una casa siniestra sin ventanas.
─ Que te trae por aquí Pedrito
─ Que vengo a por una poción de amor
─ Te la daré con la condición de que te quedes a ser mi ayudante puesto que el que tenía se me ha ido.
El niño aceptó y esa noche la curandera, como quien caza mariposas, lo atrapó con una red para que viera lo que ella hacia y allí estuvo toda la noche sin comer y queriéndose escapar.
Sus padres,  Misifú  y  sus hermanos lo buscaban sin encontrarlo. Hasta que una vecina que a primera hora de la mañana una vecina había ido  con su pequeño para que le curara el mal de ojos y lo reconoció, y fue a contárselo a sus padres y le dieron las gracias y corriendo se encaminaron hacia alli.
Misifú el primero en entrar en la casa de la curandera y fue arañando la red para liberarlo y por fin Pedro quedó en libertad y eso sí con una buena reprimenda de sus padres que lo castigaron una semana si salir de casa y cuando acabó la semana el niño y los padres hicieron un pacto , Misifú se encargaría de los niños cerrarían las puertas a cal y canto a las diez de la noche y  desde ese día Pedro y sus hermanos llegaban puntuales y el gato al oírlos llegar avisaba a sus padres y les abrían la puerta principal y en la trasera pusieron  un cerrojo bien grande.
Pasó un tiempo y  la curandera pidió disculpas  trayéndole  a Pedro la esperada poción sin cobrarles nada y Pedro se la tomó para declararle su amor  a una muchachita de la que se había enamorado, y fueron felices muchos años.
Y,  cuento contado,  cuento acabado.
-MFC



La rosa


La rosa.
Había una vez un mercader muy rico que llevaba grandes barcos llenos de mercancías y dejaba a sus tres hijas solas, Juliana era la menor muy guapa y alegre  sin embargo a sus dos hermanas sólo les gustaba  llevar joyas y ropas caras para seducir a sus pretendientes a ver si encontraban un hombre rico para casarse.
 Las tres estaban deseosas de que llegara el padre Juliana le había pedido una rosa y las hermanas telas de seda y collares de oro.
Que sorpresa se llevaron al ver llegar el barco con el timonel  y sin su padre,
 El timonel les dijo que su padre ya no era rico porque lo habían atracado en alta mar y se habían llevado toda la mercancía pero que se había refugiado muerto de hambre en el palacio más cercano al pueblo porque le daba vergüenza que lo vieran en la pobreza total.
Las dos mayores dijeron que no iban a salir de casa pero Juliana, plano en mano, salió en busca de su padre porque estaba segura de que  le traería la rosa.
 Cuando llegó se encontró con un monstruo muy  feo el cual le dijo tu padre se quedará a aquí conmigo y yo te llevaré la rosa que he cortado de mi jardín a lo que Juliana respondió quédese usted con la rosa que yo me llevo a  mi padre, ya no puede ser dijo el monstruo hagamos un trato, tú te quedas aquí y tu padre en libertad, Juliana  aceptó con la condición de ir a ver a su padre.

Y así fueron pasando los días mientras las hermanas estaban tristes porque ya no podían casarse y el padre también porque vivían en la miseria y cada día Juliana les  llevaba comida y manjares del palacio cada cierto tiempo.
Y el monstruo con la dulzura de Juliana se fue volviendo cada vez más dulce tanto y tanto que se convirtió en un príncipe y fue a casa del padre con Juliana a pedirla en matrimonio.
Pasó un tiempo el padre y las hermanas ahora bien cuidados gracias a ellos estaban más cariñosos también e iban al Palacio a vivir y aunque no se casaron fueron felices para siempre.
-MFC






El pizpireto


Lucía va cada jueves a la playa. Vive en un edificio muy cercano a ella, y le encanta pasear por ella al amanecer, y correr un poco sobre su arena.
Un día de regreso de su paseo se encontró por el camino a unos vecinos, que eran nuevos en el barrio. Un hombre joven que llevaba de la mano a un niño muy lindo. El pequeño era rubito y tenía los ojos muy claros, uno verde y otro azul. Era un pizpireto charlatán y simpático. A Lucía le hizo mucha gracia su lengua de trapo y su desparpajo para explicar todo cuanto se le pasaba por la cabeza. El padre del pequeño le dijo a Lucía que eran nuevos en el barrio y que se dirigían al colegio del pequeño, que quedaba un tanto apartado de allí.
Coincidieron más jueves, Lucía regresando de su paseo, ellos yendo hacia el colegio. Un día, ella observó que el pizpireto estaba más callado que de costumbre. El padre le explicó, en un aparte, que el niño se había disgustado con unos compañeros del colegio porque se habían burlado de la diferente tonalidad de sus ojos.
Lucía regresó a su hogar un poco entristecida, y como era aficionada a escribir cuentos infantiles en sus ratos libres, decidió escribirle uno a su pizpireto.
Al jueves siguiente, cuando se encontraron, se lo explicó:

Érase una vez una niña llamada María que no tenía amigos. María tenía un ojo azul y otro verde, y vivía en una cabaña en medio del campo.
A un lado de aquel campo, vivían los del pueblo azul porque todos sus niños tenían los ojos de aquel color; al otro lado, vivían los del pueblo verde, y sus niños tenían los ojos de aquel color.
María iba todos los días al pueblo verde primero y luego al azul. Les llevaba golosinas y, también, frutas, que recogía de su jardín, consolaba a los niños que se habían hecho daño en sus travesuras, y también ayudaba a los animales, porque aquellos niños, azules o verdes, eran realmente muy traviesos, tremendos en sus juegos, y a menudo les ataban latas a las colas de los perros o les hacían nudos a las de los gatos.
Sin embargo, ningún niño quería nunca hacer amistad con ella porque sus ojos eran un poco de cada pueblo, pero de ninguno totalmente.
María vivía con una cotorrita de alas turquesa, que era muy charlatana y cariñosa, pero aun así la pequeña estaba muy triste y se sentía sola. Así que lloraba mucho, mucho. Un día lloró tanto que se volvió invisible. El lorito empezó a revolotear y a llamarla, pero ella seguía siendo invisible.
Pasaron varios días y sucedió que los niños del pueblo azul y los de pueblo verde empezaron a echarla en falta. Ya nadie consolaba a los que se lastimaban, ni les traían frutas y dulces, ya nadie deshacía los nudos de sus trastadas, hasta el sol parecía más tibio y apagado.
Un día los niños de pueblo azul y del pueblo verde se pusieron de acuerdo y fueron a buscar a María a la casita del campo, pero al llegar allí no vieron a nadie, solo la pequeña cotorra de plumas turquesa, que les explicó lo sucedido.
Los niños de ojos verdes y azules, todos, empezaron a llamar a María, pidiéndole que volviese con ellos, y tanto insistieron que la niña regresó.
Desde entonces todos ellos viven juntos porque han hecho de los dos pueblos, uno, y la casita de María está en el centro de ese pueblo, como un corazón brillante que lo ilumina todo. Ah, y los niños han dejado de hacer travesuras, bueno aún hacen alguna, pero nunca a los pobres animales.
Y, cuento contado, cuento acabado.

Cuando Lucía terminó de explicar su cuento, el pizpireto empezó a aplaudir y una gran sonrisa se le dibujó en aquel rostro sonrosado.
El pequeño lo disfrutó tanto que le pidió a Lucía que cada jueves, cuando se vieran, le explicara uno nuevo.
Lucía se lo prometió y, jamás, faltó a su palabra.

- MFC

UN ALUMNO



Hace algún tiempo tuve el honor de desarrollar los métodos Montessori y los métodos de Cesar Coll  pionero catalán en los movimientos de renovación  pedagógica  y del  aprendizaje significativo dando clases particulares a un alumno y un día le propuse a sus padres que si podíamos dar la clase fuera de casa, sus padres aceptaron confiaban en mí y comprobé que mi alumno nunca había comprado nada. Por ejemplo el nunca había ido a una tienda de chucherías ni a comprar con sus ahorros en una pastelería.
Yo intuía que   por lo mal que se manejaba con  la resta llevando y por lo nervioso que se mostraba en clase.
 Fue un día alegre para mí y para mí querido alumno y es que cuando pones la teoría en práctica no siempre funciona, pero esta vez sí funcionó, él ahora trabaja en su despacho de abogado.