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EL RÍO

 

      Andar a paso rápido por el paseo fluvial durante una hora, ducharse e irse a clase. Rutina para dos estudiantes de la capital.

      Salir a correr por la campiña del pueblo y nadar en el agua helada del río en invierno.

      Ir a casa de los abuelos donde las espera su tía para llevarlas al río y enseñarles a nadar en la parte que menos cubre del cañaveral.

      Juventud  imparable alrededor del agua.

-MFC

 

 

 

FAMILIAS LARGAS

 

Lucia iba a celebrar con su familia un encuentro que llevaba esperando hace años le habían dicho que iba a acudir un tío muy culto     que ella no conocía.

 Había oído mucho hablar de  tío Víctor  su abuela contaba que vivió en Asturias con su hermano Víctor el cual   estudió medicina en Asturias y ella como era huérfana  que había leído muchos libros de él pero en el pueblo nadie de la familia lo conocía y Lucía, sus primas y sus hermanos estaban deseosos de conocerlo.

Llegó el día en el que se celebraba una comida en honor del tío Víctor, que hombre más sociable , conversador nato y sensible estaba pendiente  de todos notaba cuando los niños nos queríamos levantar para irnos a jugar porque los mayores se entendían entre ellos pero los niños se confundían  entre tantos apellidos y parientes y decía que los niños quieren jugar nosotros seguiremos brindando con champan, un brindis por la tía Ester que aunque se parece esa soprano tan famosa tengo ganas de que me contéis que ha sido de ella otro brindis  para que todos tengamos buena salud y nos dieron las cinco de la tarde y eso que el camarero decía vamos a recoger que ya se cierra la cocina.

-MFC

 

EL CARTEL

 

    Lucía llevaba ya un tiempo esperando a que su peluquero llegara, pero siempre que pasaba por la puerta de la peluquería se encontraba un cartel  <<estoy de vacaciones vuelvo en marzo>>

    A ella le gustaba mucho porque no tenía que pedir cita, se ponía guapa bajaba las escaleras  y  él le lavaba el pelo y la peinaba incluso a veces a pesar de que  a Lucía no le gustaba el calor , se dejaba secar e incluso planchar  la melena, porque Grego era alegre y siempre estaba cantando.

    Llegó marzo y seguía el mismo cartel así es que se tuvo que buscar otra peluquería algo más lejana donde no tenía confianza y había que pedir hora.

    Y por fin un día en el que Lucia y su amiga Susi volvían de dar un paseo vieron  en el espejo grande de la peluquería  la imagen de su peluquero, algo cambiado, más moreno y con barba. Lucía llamó al timbre y Grego, el peluquero le contó que había estado muchos meses en Marsella.

     Allí su hermana tenía un salón de belleza grande y le abrió un espacio a él para agrandar el negocio, pero después de probar se dio cuenta de que estaba más a sus anchas siendo  él  el  jefe de su propio negocio aunque ganara menos.

    Entonces Grego le dio a Lucia varias tarjetas para que las repartiera con sus conocidos y en pocos días la peluquería cogió su ritmo de trabajo habitual.

     Mientras Grego le hacía el alisado a Lucía iba cantando:

<< Porque te quiero a ti, porque te quiero… tu nombre me sabe a hierba… >>.

    Y todo el que pasaba por allí podía leer el cartel de:<< Abierto todos los días de diez a  seis>>.

-MFC

ABAJITO Y ABAJÓN

 

     Alicia se acuerda de los columpios que hacían en su pueblo entre los eucaliptos que había a las afueras de  Villa Cristina. Había también un bebedero de agua para los burros y las mulas y una fuente de agua potable donde los hombres iban a llenar los cantaros de agua para repartirlas por las casas ya que no había agua corriente.

     Entre dos eucaliptos  pasaban unas cuerdas muy fuertes y para sentarse un trozo de tabla y un cojín. Se formaba un cola de niños para columpiarse y cuando por fin subía uno al columpio otros niños iban cantando una canción y cuando sonaba el estribillo : Madrid Badajoz que quieres campanita o campanón.

      Si el niño elegía <<campanita>>  lo columpiaban flojito y lo paraban  con un abajito muy suave. Si elegía  <<campanón>> le daban muy fuerte y lo paraban con un  columpión.

     Disfrutaban tanto que  podían pasar horas y horas jugando hasta que sus padres los llamaban para comer. Los columpios eran efímeros  pues los mayores los desmontaban pronto.

-MFC