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UN OLOR A COLONIA.



No querer salir a la calle ni quitarme el  pijama.
 Pero mi perrita me dice, a su manera, que la saque. No me queda más remedio que complacerla.
 No es un capricho, tiene motivos, quiere ir a su váter como cualquiera.
 Oh que despertar más bueno en las escaleras de mi bloque: Mi vecino Rodrigo que va dejando su rastro a recién duchado y a colonia fresca.
El olfato se me ha despertado: Paseo por el pipican sombrío y frio de invierno. Rápida a casa me ducho, me perfumo y corro al sol de la playa.
 Antes de que sea una marabunta de gente sobre patinetes y gente alborotadora con sus aparatos de música y el griterío de los chiquillos.
Alegría, libertad, sol, mucho sol, agua marina salada, barquitos de vela del club naútico, azul, celeste, y espacio abierto.
 Atrás los bloques de piso, atrás, el ruido de los coches.
 Y me viene a la cabeza esta canción
                 LIBRE TE QUIERO
(Amancio Prada)

Libre te quiero
como arroyo que brinca
de peña en peña,
pero no mío.
Grande te quiero
como monte preñado
de primavera,
pero no mío.

Bueno te quiero
como pan que no sabe
su masa buena,
pero no mío.

Alto te quiero
como chopo que al cielo
se despereza,
se despereza,
pero no mío.

Blanco te quiero
como flor de azahares
sobre la tierra,
pero no mío.

Pero no mío
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

No, no, no, no, no,
no mío.
No, no, no, no, no,
no, no, no, no,
ni tuyo.
No, no, no, no, no,
no, no, no, no, no,
no mío.



LA PEQUEÑA MARÍA



La pequeña María vivía en un pueblecito de las Islas Baleares alejada de su querida tía Elsa a la que sólo veía los veranos.
La pequeña María había nacido berreando en los brazos de su madre.
 De bebé sus padres la dejaban un ratito con la tía Elsa en el parque, tía Elsa que vivía en el mundo de los libros y los cuentos y los paseos tranquilos contemplando la luz tenue del amanecer en el mar turquesa de Mallorca o las puestas de sol anaranjadas y con olor a almendros secos del cálido verano en la isla, llevaba a la pequeña María a su regazo y la mecía en el porche donde tenía la antigua mecedora de nea y le cantaba canciones de cuna fuera la hora que fuera, noche día ,daba igual. A tía Elsa le gustaba el silencio o los acompasados vaivenes de las olas al romper o los armónicos sonidos de Brans” Buenas noches mi amor te quiero cantar, tu cuna al mecer tu cuna la llorar y después dormirás y te despertarás en un sueño de paz”
Pasaron los años y la pequeña María llamaba por teléfono a su tía Elsa la cual le contaba cuentos por teléfono que ella escuchaba con devoción todos los domingos al mediodía, cuentos como El gato con botas o Los tres cerditos.
Más tarde, cuando  la pequeña María ya sabía leer, tía Elsa le decía: preciosa léeme un cuento de los que tienes de tu escuela y le leía cuentos de una cabrita y de una planta mágica y tía Elsa la entretenía un ratito, aunque no que fuese en directo.  El teléfono les permitía estar comunicadas con las letras.

Maribel Fernández Cabañas


NANCY Y PEPONA



El día en el que a Nancy se le cayeron los dedos de la mano, el mundo se le vino abajo, lloraba desconsoladamente─ ¿Qué haré ahora, yo que sólo se coser y cortar?─¡ Seré una inútil me tendrán que mantener!─¡Yo quiero seguir siendo la costurera del pueblo búa, búa…!
Yo, la muñeca Pepona (amiga inseparable desde la infancia y más reposada que ella) tomé distancia emocional y empecé a pensar cómo resolver el problema.
─ ¡Ya está tenemos a Manolo el manitas del pueblo!
Enseguida, Manolo, cogió el superglú y las manos de Nancy quedaron medio compuestas  ” de mírame y no me toques”.
Seguí indagando a ver qué posibilidades tenía  para sentirse útil e independiente.
Al cabo de una semana definitivamente le dije: Entraremos en la Residencia de muñecas tullidas, y empezaremos una vida nueva y diferente: Nos dedicaremos a viajar y allí nos lo harán todo.
─ ¿Pero si yo nunca me he movido del pueblo?, dijo Nancy sin entusiasmo.
─ ¡Venga que Manolo llegará pronto a recogernos, haz la maleta, le ordené a mi amiga!
Cuando atravesamos  Los Llanos, La capital de la provincia.  Nancy estaba entusiasmada ─¡ Que catedral más bonita! ¡Y el rio bajo el puente!
─ ¡ Quiero bajarme del coche y verlo todo!
─Nancy aquí nos traerán de excursión otro día, que ahora nos están esperando, le dije.
Cuando llegamos a la Residencia le presenté a todas las compañeras que estaban en sus coquetas habitaciones, con las camitas bien hechas.
 Algunas hacían las comiditas en los cacharritos de aluminio, al fuego de la cocina de gas. Nos pusimos a ayudarles.
Luego en el amplio comedor de mesas pequeñas con mantelitos de florecillas rosas, nos sentamos a comer y nos despedimos de Manolo.  ─¡Vendré siempre a veros, por si hace falta algún arreglillo!, dijo diciendo adiós con la mano.
MaribelFC




LA VOZ HUMANA



Salir a la calle en un día gris, los coches tocando el claxon  la entrada en la Ronda de circulación  atascada.
 Lucía va con prisa con su carrito de la compra a buscar la comida.
 Tiene toda la tarde ocupada en el centro de la ciudad   donde asistirá a su curso y  quiere ser puntual :
─¿Seguirá este colapso de tráfico también por la tarde?, se pregunta.
No quiere pensar en el futuro próximo sino disfrutar del momento plácido de atravesar el parque.
Desea adentrarse en el parque y dejar de oír los pitidos.
Primera puerta del parque, cerrada.
 En su mente están las  higueras, encinas y demás plantas mediterráneas que verá y disfrutará al atravesar el extenso parque.
Sigue andando en contra del viento, segunda puerta, cerrada.
No le queda más remedio que seguir oyendo el ruido de los coches, anda de prisa.
Hoy no puede contemplar la naturaleza. ¡ Qué le vamos a hacer!
Y por fin se aleja de los coches para oír :
─ ¡Ricas mandarinas  y a buen precio!,
─ ¡Merluza fresca!
─¡Ternera gallega!...
Entonces se le acabaron las prisas y se recrea en el mercado:
 ─ ¡Qué agradable es la voz humana !, piensa Lucía.

Maribel FC



SIN DEDOS



El día que se me cayeron los dedos de la mano, el mundo se me vino abajo. Compartía habitación  con mi amiga Pepona y ante mi desesperación y desconsuelo, lloros y gritos.
Ella muy calmada dijo: ─¡¡Nancy cálmate vamos a buscar una solución!!
Conocíamos a un amigo manitas y este enseguida cogió el superglú  y mi cuerpo de muñeca se armó por completo, claro que  tuve que dejar mi profesión de modista.
Y Entré en el internado de muñecas tullidas donde enseguida me aceptaron abiertamente, mi amiga Pepona  me presentó a todas las compañeras  en sus camitas y habitaciones coquetas y nos hacíamos las comiditas en nuestros cacharritos de aluminio, al fuego de nuestra cocina de gas.
Una mujer venía todos los días a limpiarnos las habitaciones, la cocina, baños, salas de estar, y gimnasio y los domingos en un autocar nos llevaban a la sesión de tarde en los cines del pueblo más grande de la comarca.
Hasta conseguí olvidarme de mi vida pasada y ser medianamente feliz con mis dedos postizos.
Maribel Fernández cabañas

LA HABITACIÓN DE AUXI




Eran los años setenta, teníamos quince años, estábamos en una de las habitaciones del internado, la habitación de Auxi, una andaluza que nos enseñaba a bailar y a realizar los pasos de las canciones del folklore de su tierra y así desconectábamos de las clases y de las horas en las salas de estudio.
Con los brazos preparados y todas de uniforme, nos poníamos en el estrecho pasillo, que dejaban las literas, a mover los brazos en jarras y los pies dando saltitos coordinados, mientras Auxi cantaba a voz limpia, a la vez que bailaba con gran salero este tanguillo de Granada:
Niña asómate a reja
Que te tengo que decir
Un recadito a la oreja.
El recadito consiste
Que no te quiero de veras
Y el beso que tú me diste
Te lo vengo a devolver.
Después, otra compañera de Cuenca abría un paquete que le habían mandado sus padres por Correos y ¡Que ricos los huesos de santo y buñuelos! Los repartía entre el grupo de diez que nos habíamos juntado y los degustábamos alegremente.
Y así pasábamos las tardes de invierno. Otros días llegaba, a la Habitación de Auxi, una chica de C.O.U. y nos enseñaba a fumar, a este grupo que no le habíamos dado en nuestra vida una calada a un cigarro.
Ella venía muy lanzada con su paquete de Ducados y: ¡Clase de aprender a fumar!, decía. Recuerdo que tosíamos, dábamos arcadas… Todo por ser más mayores, como ella.
Estos eran los buenos ratos en la Habitación de Auxi, pero en la habitación que a mí me había tocado el primer año, estaban dos asturianas y una extremeña y de vez en cuando entraba una amiga suya que quería que yo me cambiara a su habitación. Era la mandona de Juana.
Juana ,la chica de la habitación de al lado, que simpatizaba mucho con las de mi habitación( todas éramos del mismo curso y nos habían distribuido en las habitaciones por orden alfabético) .Sí, Juana insistía en que yo me fuera de mi habitación a la suya pero yo prefería lo malo conocido, que no era tan malo ,y les decía: Esta es la habitación que me ha tocado¡ y de aquí no me muevo!. Sólo que se metían con mi ropa porque la suya era de marca y la mía era barata.¡ Pero también de marca! y me la había comprado mi madre expresamente para que yo fuera guapa al internado.
Sí, Juana estaba con Candela una chica que tenía cuerpo de hombre, medía dos metros , estudiaba en voz alta y tapándose las orejas con los pulgares y el resto de los dedos de la mano sosteniéndose la cabeza. Y a mí me gustaba estudiar en silencio y no oyendo a nadie repetir como un loro lo que estaba leyendo. Además tenía una mancha morada que le tapaba media cara. Cuando estudiaba por las noches con la linterna, porque las educadoras nos mandaban  a apagar las luces, a mí esta chica me daba mucho miedo.
Pero yo, estos miedos me los guardaba para mí solita y a ellas cuando me insistían un día tras otro para que me cambiara por Juana, yo les repetía  lo mismo: Esta es la habitación que me ha tocado¡ y de aquí no me muevo!.
Y en cuanto podía, me iba a la Habitación de Auxi con los embutidos extremeños que mis padres me habían mandado de la matanza del cerdo y a ellas no les daba.
Maribel Fernández Cabañas.






SABORES



 El saborcito de pan con ajo restregado y aceite, le trae a Alicia recuerdos de cuando iba al médico alemán naturista y le miraba la garganta y este se quejaba del olor  a ajo y le decía: ─  Mastica chicle de menta, al menos cuando te observo la garganta.
 Le miraba la tensión y le decía: ─ Con esta tensión tan baja y sin tomar café tendrás que  bajar y subir   las escaleras muchas veces para poder ponerte en marcha por la mañana.
También le decía: ─ Con  estos pies tan fríos es normal que te cojas catarros. Alicia ponte unos calcetines de lana para dormir que los constipados se cogen por los pies.
Era rubio mayor que Alicia, que era una maestrilla de veinticinco años recién cumplidos. Él tendría unos sesenta años, alto, ojos azules, rubio, voz segura y varonil  agradable al oído. Era atractivo.
 Se lo recomendó su amiga María José, la cual aviso a Alicia  de que estaba enamorada de él y que lo había invitado a comer en su casa y que aunque ella no sabía cocinar, se estaba estudiando un libro de cocina vegetariana para invitarlo a su casa.
Alicia  entendió a su amiga y le dijo que no pensaba en absoluto en eso. Sólo pensaba  en que le curase la faringitis para poder seguir dando sus  clases con sus alumnos de primaria.
 En aquella época de principio de los ochenta  Alicia vivía en un piso compartido con Jesús (otro maestrillo) y su novia que estaban destinados en un pueblo y estos sólo utilizaban el piso los fines de semana.
  Tenían buenos vecinos ya casados y con hijos. Su vecino Ángel era imaginero, trabajaba la arcilla haciendo obras religiosas que luego se ponían en las hornacinas de las iglesias.
 Cuando Alicia se cogió la gripe él y su mujer  la cuidaban y le  traían la compra. Y cuando Alicia estaba buena,  que era la mayoría de las veces, le ayudaba a sus dos hijos con los deberes escolares.
Tiempos gloriosos en ese piso, hasta que Berta ( una compañera en paro y llena de fantasías) le mandó otro inquilino
Le presentó a su  amigo diez años mayor que ella, su amor liberal, pintor sin oficio ni beneficio, al que ella idolatraba y  ensalzaba : ¡Como él no hay otro, este Javier será algún día un Dalí y tiene un corazón de oro!─ Decía Berta muy convencida.
Alicia por hacerle un favor  lo consultó con su compañero Jesús y su novia(los de los fines de semana) y aceptaron diciendo: “Así nos saldrá más económico  el alquiler”.
Pero llegó el día de ir a pagar al dueño la mensualidad y Javier el pintor no tenía dinero, Alicia informó a su amiga. Esta le  dijo: ─ como tú tienes sueldo de maestra paga  su parte y el luego  él te dará el dinero.
Cuando Javier el pintor llevaba ya tres meses sin pagar, la amiga de Alicia le dijo: ─Sigue pagando tu por él, por favor te lo ruego  que él es de fiar y te pagará… está pendiente de cobrar unos cuadros.
 Pero una noche en la que Alicia dormía plácidamente, Javier el pintor empezó a métele mano, así por las buenas con todo el descaro. Alicia lo echó de su cama.
 Y se lo contó a su  ciega enamorada amiga y esta  no se lo podía creer y encima se enfadó con Alicia.
Pasaron unos días llegaron sus compañeros de fin de semana y al contárselo a ellos sacaron en claro que Javier el pintor era de no fiar. Optaron por dejarle la maleta en la puerta del piso y cambiar la cerradura. 
Cuando el pintor vió que no pudo entrar le dió varias patadas a la puerta jurando en arameo.
 La enamorada ciega  culpó a Alicia de lo ocurrido y le retiró su amistad.
Pasaron los años y la enamorada comprobó que su pintor  era un mujeriego e iba por la vida aprovechándose, lo que podía, de las chicas y le pidió perdón a Alicia.

Maribel Fernández Cabañas



GALA-DALÍ




Esta mañana ha sido una alegría ver el cielo nublado y comprobar que no sudo y pensar:” Me iré al Museo”.
Era al alba me hubiera ido ya, si no fuera porque a esas horas estaba cerrado. He esperado un poco y me he intentado poner de acorde con los horarios que marca la ciudad.
A las seis me estaba duchando, a las siete paseando a mi perro, a las ocho desayunando en un bar, a las nueve en el metro y a las diez  viendo la exposición” Gala- Dalí”.
 He podido conocer mejor a esta emblemática musa del pintor Salvador Dalí. Era rusa, culta, escritora. Había  sido la inspiradora de un poeta y después se casó con un pintor alemán y por último la mujer del joven Dalí.
A Gala le gustaba tener un lugar donde retirarse para ponerse a escribir y leer.  Mandó construir  un castillo pequeño no muy lejos de su querido pintor, el cual no podía entrar al castillo sin invitación de ella.
 Mantenía correspondencia con su padre, que estaba en su Rusia natal. Era una gran lectora de Dostoiesvki y  Tolstói.
Recordé que hace veinte años en Madrid ví  una exposición de Dalí y ahora al conocer la historia de Gala observo que Dalí no podría haber llegado tan lejos sin ella.
 Pero por el símil que encuentro con ella en lo de la lectura y la escritura. Pienso,  algo celosa:” Gala escribiendo  en su castillo. Así a sus anchas escribía Gala. Mi amiga  Leticia escribe en una habitación- biblioteca y yo cuando no está mi familia me instalo en el salón y sino, escribo en un pequeño escritorio al lado de la cama”
 Enseguida  me he acordado de los primeros temas que estudie de escritura creativa:” La cueva del escritor “que decía que hasta en la bañera escribía un famoso porque tenía la casa llena de críos ruidosos y no había espacio tranquilo donde concentrarse. Ósea que la que tiene madera de escritora:¡ Ánimo!, que puede encontrar huecos en su casa sin tener que ser una adinerada.
Maribel FC



Una mañana en el Barrio de San Jorge



Algunas cosas eran nuevas para mí: La gente, el ambiente, las cafeterías. Otras  familiares: El instituto Milá, donde finalicé mis estudios de catalán en mil novecientos noventa y siete. Entonces era una alumna con falda plisada y gorrita de paño.
En aquella época yo era diferente: Ni era madre, ni ama de casa, ni escritora, ni esposa, sino maestrilla deportista recién llegada a esta región nueva y desconocida para mí.
Trabajaba en un pueblo, mí trayecto rutinario era coger la autopista y pasar todo el día en el colegio, donde no escuchaba mi lengua materna y la echaba de menos. Les escribía cartas a mis amigas del sur, donde se lo contaba.
A pesar de todo, disfrutaba en el instituto Milá. Siempre me ha gustado esforzarme como alumna en un aula: Pupitres, libretas, profesores, compañeros…  aprender una lengua nueva, descífrarla, entenderla, hablarla….
Ahora paseando por el barrio de San Jorge, me acuerdo con alegría de aquellos primeros años.
 Ahora  el barrio de San Jorge es un poco mío y vengo a  disfrutar de mis recuerdos y de mis amigos, unos catalanes, otros de Burgos, otros de México, y alguno también del Sur.
Maribel FC

AUSENCIA



Angelina y Eduardo llevaban tiempo sin verse. A él le había salido un trabajo de voluntario en una ONG, dónde lo daba todo hasta sus horas de sueño.
Angelina  seguía en casa cuidando de los hijos para que no les faltara un vínculo familiar . La pequeña Nancy empezó con fiebre alta y mucha tos.
 Angelina por un momento se desanimó,  llevaba ya más de un mes sola.
 Pero  sacó  fuerzas de flaqueza, dejó al hijo mayor durmiendo y se fue con la pequeña en un taxi a urgencias. Allí después de horas de espera la examinaron bien: una  neumonía.
Angelina, dejó su trabajo en la librería y a modo de leona cuido de sus crías.
Fueron pasando los días y Nancy con el antibiótico fue mejorando. El mayor tenía celos, ahora su hermana era el centro de atención, sin ir a la guardería y siempre con mamá.
No te preocupes hijo que iremos los tres a pasar unos días a la casita de tu tío en el lago.
Se fueron unas  semanas y allí reinó la alegría para Abel, con sus primos y los animales del campo.
 Y una soleada tarde de invierno se presentó en el lago un señor desaliñado al que casi no conocían.
MaribelFC





TARDE DE OTOÑO


Da gusto estas tardes de otoño en agosto. Una no necesita nada, ni salir siquiera.
 El ambiente fresco después de tantos días de calor, invita a dar un paseo primero y luego a recogerse en la butaca de casa, a la luz del atardecer y entrar en otros mundos a través de la lectura de un buen libro.
MaribelFC  

Al anochecer

Al anochecer, antes de sentarnos toda la familia a cenar, nos vamos al paseo maritimo.
No hay gente bien vestida como en los restaurantes del barrio; sino bañistas en chanclas.La luna otea en lo alto y se respira el olor a salado del agua del mar.

MARÍA FLORENCIA


MARÍA FLORENCIA
María Florencia  empezó a trabajar en mi casa  porque se fue a su país la mujer de la limpieza que yo tenía antes. Por un anuncio en la papelería de mi barrio, contraté a María Florencia.
Mi casa es la única casa que limpia, aparte de unas escaleras y unas oficinas.
Cuando  entró parecía muy callada y formal. Ella es bajita, morena y de pelo largo, atado en una coleta.
 La primera vez que entró en mi casa empezó hablándome de sus problemas. Me dio pena cuando me contó que  su hija de diecisiete  años no se ha querido venir a España sino que se ha quedado estudiando  sola en su casa.  Y ella se angustia mucho y llora. Sufre porque quiere tener a su hija aquí con ella.
─ Mamá que quieres que sea como tú que por no estudiar, mira limpiándole la mierda a otros.
─ Mamá yo no quiero ser como tú y aquí  me las sé apañar bien. Tú sigue ahí con papá.
(Me contó que le decía su hija por video-llamada)
Pensé que mal educada es la niña, sólo lo pensé y de mi boca salieron estás palabras: ─ Tu hija te quiere, María Florencia. Ya verás como cuando le den las vacaciones en el instituto vendrá a veros,  no te preocupes tanto.
El caso es que desde ese día me dio pena y le cogí cariño.
A medida que el tiempo ha ido pasando, María Florencia ha ido cogiendo confianza…quizá excesiva confianza. Sinceramente, me gusta que nos tutee y que se sienta como en su casa. Lo que peor llevo es ese afán suyo por saberlo todo siempre que me ve entrar por la puerta. De dónde proceden mis compras, cuánto me han costado y especialmente, de dónde vengo.
─Esa bolsa es de Zara ¿no?
O bien:
─ ¿Cuánto te ha costado esa colonia?
O:
─ ¿Vienes de la farmacia?
Al principio me quedaba un poco perpleja por su interrogatorio, pero iba contestando educadamente. Ahora entro por la puerta de la calle y veo que va a empezar el interrogatorio, me meto en el estudio cierro la puerta y cuelgo un cartel” No molestar estoy escribiendo”
Así, María Florencia sigue cayéndome bien, y todos contentos.

Maribel Fernández Cabañas


COMO LOS ALBATROS (microrelato)



 El barco Albatros los llevaba a todos formar una familia.  Bodas,  cumpleaños de los niños. Era de eso de lo que hablaban cuando se adentraban en alta mar.
Eloy y Enriqueta fueron los primeros en romper.
Julio y Elenita los quisieron reconciliar. Un poco tarde, ya habían tomado tierra y dejado de soñar.
Y en  el barco las parejas dejaron  de estar  juntas como los albatros.
MaribelFC


El Vals(miicrorelato)



El señor y la señora vestidos de gala en una tarde soleada en la que soplaba el levante  se fueron a bailar un Vals a la orilla del mar.
─Anita  hazle sombra con los paraguas  a la señora que yo taparé al señor─ le dijo el mayordomo a la doncella.
  Desnudos, los dejó el viento.
Maribel FC


JULIETA




Conocí a Julieta en  un taller de escritura, hace ya muchos años.
La invité a un café y aceptó. Desde entonces todas las tardes antes de entrar a aprender escritura creativa nos íbamos conociendo.
Pasaron  dos años y  Julieta descubrió que lo suyo era el teatro, la eché de menos en el grupo y más aún nuestras confidencias en el café.
Pero no faltaba semana que nos nos telefoneáramos. Así seguía nuestra amistad.
También pudimos encontrar nuestros ratitos para vernos.
─Lucía léeme uno de tus relatos, me decía.
 Y me los comentaba positivamente, siempre animándome.
 A mí me encantaba que me contara el argumento de la obra que estaban ensayando.
Han pasado los años, Julieta se ha convertido en una gran actriz amateur y cada vez que representa una obra me avisa con tiempo y yo lo dejo todo por verla tan guapa, representando la mar de bien   los más variados papeles.
Maribel Fernández Cabañas



ANDREA



Era el último verano que Andrea pasaría en la casa familiar, antes de marchar a la universidad, y pensaba aprovecharlo al máximo.
Toni, el chico más guapo de Garrovillas , llegó  a la piscina donde Andrea tomaba el sol con unas amigas y se presentó sin más,
─Hola, chicas.
─Hola Toni, respondieron al unísono.
─ ¿Puedo darme un baño? Llevo casi una hora andando bajo el sol.
─El agua te sentará bien, yo entro contigo─ respondió Andrea feliz.
No fue sólo un baño sino que jugaron a hacer el delfín buceando, y Toni la sujetó por la cintura  alzándola suavemente por encima del agua.
Quedaron más veces, ya sin amigas. Se colmaron de besos y arrullos, en un bonito romance.
Pasó el verano, Toni subió al tren .Andrea lo veía desde el andén, las lágrimas  el silbido del tren… Toni se percató, saltó del tren, la cogió de la mano llevándosela con él.
Maribel Fernández Cabañas

AMANECER EN VERANO


La alegría y el dinamismo que da contemplar el amanecer en verano. Es un placer para el alma, que se ensancha con tanta naturaleza a los pies de la gran ciudad.
MaribelFC


CALOR


Aquella noche de julio en Sevilla, Rosa sudando no había pegado ojo.
Por la mañana se fue a la biblioteca de un barrio pijo, a cinco paradas de bus del suyo, buscando aire acondicionado.
A ella no le interesaban los libros llevaba sus cascos puestos escuchando música.
 En la fresquita  biblioteca se puso a leer revistas.
 A las  dos de la tarde, la biblioteca silenciosa como  como una tumba y la voz del bibliotecario: ”Despierte que vamos a cerrar”.
Rosa estaba  con la cabeza tumbada encima de la mesa  y de las revistas.
¡Menos mal que no roncaba!
MaribelF.C.



MIS VECINOS DEL PARQUE



 Desde que me voy a estudiar a la biblioteca del barrio de al lado, casi no disfruto de mis vecinos.
 Echaba de menos a mi querida Lidia y el viernes la llamé y pude disfrutar un rato  de ella. Conversamos largo y tendido. Es una correcaminos y se conoce medio mundo. Me trae postales para mi colección y yo viajo con ella desde mi casa.
 Hoy domingo estaba aburrida de estar sola en casa y he bajado a leer el periódico. Al ratito se me ha acercado Enrique el madrileño, con su perrita y no nos ha faltado conversación. Derrocha simpatía y amabilidad y es de lo que ya no existe: La cortesía en persona.
 Mira que al principio sólo nos conocíamos del ascensor.
Un día  me lo encontré en el súper: Le comenté, mojada y medio acezando, que había empezado a caer un diluvio.
 Se ofreció a llevarme en su coche para que no me mojara más, me quedé sorprendida y acepté.
 Y ahora, que ya han pasado unos años, sigue igual de atento. Le  he correspondido regalándole uno de mis libros.
MaribelFC

LETICIA



 Aquellos primeros años de los talleres de escritura coincidí con Leticia, nueva compañera.
Ella,  era la única que sabía sacar el mensaje que yo quería transmitir en mis textos. Con su voz suave y firme, hacía un gran comentario sobre lo que yo había leído en voz alta.
Sentí mucho que dejara el taller, pero a la vez me alegré por ella.
 Iba a pasar a cursos más avanzados en una escuela de escritura y la animé. Nuestra correspondencia no faltó y su encabezamiento: ─¡Hola, amiga!
 Me ensanchaba el corazón.
 Era justo lo que yo necesitaba: Una amiga cercana con mayúsculas. Una amiga a la que abrirme.
Cuando ella se fue, propuse que nos siguiéramos viendo todas las del grupo para un café literario, una vez al mes. Qué alegría que Leticia aceptara, a pesar de sus muchas ocupaciones.
Han pasado los años, el cariño ha crecido entre nosotras, y nuestros encuentros permanecen aunque caigan chuzos de punta
MaribelFC




ESTUDIO



Son las ocho de la mañana , reina la calma en la casi siempre concurrida casa de Lucía.
 Hoy puede dedicarse a sus actividades rutinarias sin interferencias. Es un día entre semana, hay que hacer la colada y darle una vuelta a la casa y cuando ya está la casa acogedora, limpia, en silencio y con Mozart en el equipo de música. Ella puede estudiar el tema” La caracterización de personajes “,  así aprenderá más sobre lo suyo (la escritura literaria).
Al mediodía, cuando lleguen su familia y compañía podrá conversar con ellos mientras degustan una buena ensalada y un filete a la plancha.
MaribelFC



LAS AGUJETAS



Merece la pena el esfuerzo de no hacerle caso a lo que  pide el cuerpo (quedarse cerca de  casa y no moverse ).
Mi mente puede más y me anima a ir al barrio de al lado donde está el gimnasio  “Anda  Lucia vete que ya has ido una vez y te ha ido bien la gimnasia de espalda” “ponte el chándal ““y si estás medio dormida vas escuchando música en el metro”.
Empezar a andar y con la alegre música en mis orejas, irme animando  viendo a gente que también van camino de algún sitio. Quitarme la cabeza del chándal, ya me sobra.
 Subir al metro con asientos libres observar a la gente y sentirme inmersa en un mundo más grande que el del  hogar.
Al bajar del metro encontrarme caras nuevas y ambiente de gente desayunando en los cafés de un barrio pintoresco y antiguo, muy distinto a la urbanización donde vivo.
Ando unas cuantas calles de edificios de poca altura y con las fachadas estucadas con bellos motivos florales y me reconforta.
Una vez en el gimnasio entro en una amplia sala de techos altos,  rodeada de ventanales al exterior. Muy luminosa.
  Neli la joven monitora que hace ejercicios acompañados de explicaciones nos anima a hacer lo mismo: ─ uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis…nueve y último
Me siento muy bien moviendo y estirando músculos que no se mueven con el solo pasear. La música que acompaña a los ejercicios es relajante. Lo he conseguido salgo con agujetas pensando.” ─Esto no lo puedo dejar, las agujetas con más agujetas se quitan”
MaribelFC




MERCADO



  En el bar de un mercado de  barrio estaba Mariano, un tipo entrado en años  tomándose un vino blanco y regalando su gracia a quien le gustara, claro, porque a mí me repelía tanto que me fui de allí .Estuve lo suficiente como para oírlo:
─ ¿Que me tengo yo que buscar los huevos?─ Le decía a la cocinera
─ ¡¡ Kike ven!! ─ Llamó  al chico de los recados (que tenía un evidente déficit mental) Le enseñó el plato con dos huevos fritos  
─ ¿Anda dime que falta en medio?
El pobre Kike venga a tartamudear hasta que le salió la palabra” salchicha”
 No me dio pena del chico sino que sentí repugnancia hacía estos tipos que se creen graciosos. Debería estar extinguida ya esta especie
Suerte que la especie humana es variada y mientras me tomaba el café sentada en un banco y contemplando la fachada del mercado, que era bonita. Pude observar a un señor que salía con dos bolsas, le quitaba el candado a su bici, atada a una farola, y se iba con la compra a su casa. Este no era un tipo.
Maribel Fernández Cabañas




REJUVENECER




Los paseos al amanecer me rejuvenecen: Me voy acordando que  desde niña al levantarme lo primero que hacía era salir al campo para cruzar la carretera y coger el bus para ir a la escuela. De adolescente  levantarme  y clase de gimnasia.
Estando en la universidad, nada más despertarme (antes de que comenzara la primera clase a las 8:30) salir a correr con una compañera por el paseo fluvial del Guadiana.
Y  en mis años de trabajo coger la bici e irme hasta la Gran Plaza donde quedaba  con una compañera más mayor para compartir coche e irnos a la escuela de  Mairena del Alcor.
 Ahora, escritora y alumna de los talleres Fuentetaja. Casada, con familia y un perro grande a los que atender. Me despierto y busco  el aire limpio del paseo marítimo con el mediterráneo en calma, en contraste con el contaminado aire de por las tardes cuando voy a las clases al centro de la ciudad.
MaribelFC



DE LA PRESENTACIÓN


La presentación ha sido un reencuentro entre amigos.
Voces dulces leyendo algunos relatos breves.
La alegría compartida, las felicitaciones.
Dar y recibir cariño.
Una celebración del trabajo realizado.
MaribelFC



ACENTO


ACENTO
El aire limpio y fresco que dejó la lluvia de ayer me invita a ir al paseo marítimo.
Olor a arena mojada, deportistas bien equipados y con sus cascos puestos. La gente muda, las caras serias. Entre tanto equipo deportivo destaca un hombre de vestimenta humilde, cuerpo delgado, entrado en años. Su  mujer y un perrito lo acompañan. Conservan la forma de vestir de los pueblos de antes.
 No llevan cascos y conversan. Al oírlos sonrío simpatizando con ellos, el acento me ha resultado familiar. Es el de mi niñez en el Sur.
MaribelFC


ANDAR Y VER



Ir a Montjüic  es disfrutar de la naturaleza urbana y si encima el día es fresquito mucho mejor para no cansarse de pasear.
El cielo limpio, la hierba frondosa, las estatuas realzando la grandeza de esta montaña al lado del mar, con sus jardines floreados y edificios emblemáticos  convertidos en museos para disfrute de todos.
Las vistas panorámicas de toda la ciudad a su falda.
Bajar las escaleras y encontrarse con la gran fuente y en lo alto el majestuoso Palacio.
¡Qué alegría para  los sentidos!
MaribelFC






DESPERTAR



Me gusta levantarme temprano y pasear por el ancho paseo lleno de jardines donde mi perro grande olfatea la hierba y viene a mi lado cuando lo llamo.Los sábados y los domingos son los mejores días. No hay ruido de coches ni atascos, con sus correspondientes pitidos de claxon, sólo gente como yo que va placenteramente moviendo las piernas en bici o andando.  El aire de la ciudad a estas horas es limpio y fresco, aún no calienta el sol y en los árboles de oye el canto de los pajarillos.

Maribel Fernández Cabañas