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UN LARGO VIAJE


 

     Una mujer y un niño de un año, se montan en el tren que recorre toda la Península Ibérica para entretener al niño ella llevaba música en el walkman con canciones infantiles, también juegos de madera de encajar. El largo tren iba lleno de pasajeros acostumbrados a hacer ese viaje todas las vacaciones de verano.

     Ella iba a su pueblo  a ver a  unos  parientes y darles a conocer al niño, el cual no se estaba quieto ni un momento y se recorría el pasillo,  pero cuando el tren paraba en una estación para dejar pasajeros… el niño quería bajarse del tren y así en cada  estación hasta que su vagón se había quedado vacío.

     De pronto el tren para por una avería y el revisor les comunica que han de permanecer en sus asientos entonces la madre sienta al niño a su lado y van cantando canciones hasta que los dos quedan exhaustos y se duermen.

     Al cabo de una hora el tren se pone en marcha de nuevo y se van a la  cafetería a coger fuerzas. De pronto el niño desaparece. La madre lo va buscando por todos los vagones y resulta que estaba en el vagón del maquinista y el hombre muy  amable  estaba encantado de tener al niño  a su lado  porque le hacía muchas preguntas, era muy dicharachero , lo obedecía cuando le decía: ─No toques aquí, ni alli, tú ves viendo la vía─

     Cuando llegan al pueblo era ya de noche y sus parientes los esperaban, con un buen caldo y carne a la plancha, lo peor era el calor que hacía en verano,  sin rio ni piscina. No pudieron dormir ni el niño ni la madre por culpa de los mosquitos.

      Al cabo de una semana uno de los parientes,  los llevó en coche  casa de unas amigas  buscando la playa y la brisa suave.

     Un viaje que sólo se repite una vez.

 

-MFC

 

BICICLETA


      ¡Vámonos en bicicleta a Vicalva!─dijo mi hermana la mayor ─ahora que nuestros padres  están entretenidos en la matanza del cerdo, insistió.

      Yo no estaba muy convencida sabía  que mi padre se enfadaría pero como la idea era muy divertida me dejé llevar. Venga que sólo hay cinco kilómetros─ y nos  fuimos a buscar a las amigas. Y todas con nuestras bicis pedaleábamos por el arcén de la carretera nacional.

      Sabíamos de sobras que mi padre se iba a enfadar porque a él no le gustaba que saliéramos del pueblo, éramos ya  mocitas y nos podía pasar algo.

      Salimos de día las cinco amigas y al llegar a Vicalva  mi hermana y dos amigas más dijeron que iban a alargar la excursión hasta  Garrovillas a visitar a unos familiares que teníamos allí.

       Mari , que ahora es monja, y yo  las esperaríamos en Vicalva y alli nos comimos unos bocadillos.

      Por la tarde llegó mi hermana diciendo que habíamos hecho mal no acompañándolas que se habían tenido que parar  en una gasolinera para inflar las ruedas.

       Al volver nos pararon unos chicos con motocicletas e Inmaculada,  la del lunar en la mejilla, se montó con uno y  al rato empezó a gritar que tenía una herida <<Se le había enganchado un pie entre los radios de la rueda de la moto>>  el chico  la paró  y  nos fuimos a casa del médico. 

       Pero como en los pueblos las noticias corren rápido al llegar a casa mi padre dijo ─ ¿Qué hacíais por ahí con esos forasteros?─ Y nos dio una bofetada a cada una.

      Mi tía Julia  le decía: ─ Andrés  no le pegues a las niñas y nos metimos en nuestro dormitorio a llorar, hasta que mi tía nos llamó para cenar una carne asada a la brasa y con los mimitos de ella se nos pasó y nos incorporamos a la gran mesa de la fiesta familiar.

     No era la primera vez que mi padre se disgustara, lo pasó muy mal en nuestra adolescencia, adelgazó mucho cuando mi hermana  mayor  se quedó embarazada, soltera y sin conocer al novio. Él nos quería demasiado y sufría por si nos fuera a  pasar algo cuando salíamos de casa.

    Cuando tuvo a sus nietos en brazos era feliz y volvió a recuperar su peso normal.

       Luego volvió otra vez a perder peso porque el mayor de mis hermanos<< cansado ya de trabajar todos los veranos en el campo>>  se fugó de casa sin decir a donde iba y yo y mi hermana fuimos preguntando a sus amigos más íntimos hasta que Antonio, el de los ojos azules,  nos desveló el secreto y nos dijo que se había ido al pueblo de su amigo Jorge.

      Un tío mío que tenía coche y mi madre emprendieron el camino de búsqueda y cuando llegó  mi hermano a casa mi padre lo abrazó pero sin una palabra ya que le costaba expresar el cariño.

-MFC