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La boda de Cíntia



Érase una vez, hace muchos años en los que se casó una maestra princesa, en un pueblo muy lejano. La fiesta se celebraba al atardecer y terminaba cuando los invitados se quedarán satisfechos y contentos y les dejó bien dicho a cada uno de los invitados podéis venir acompañados de quien queráis. Una compañera maestrilla como la princesa también fue a la boda, acompañada de dos miembros de su familia de otro pueblo a trescientos kilómetros del de Cintia.
En la boda los manjares no faltaron y los amigos tampoco, un grupo de hizo cada vez más grande, porque los familiares de la maestrilla y el director del colegio, se pusieron a contar chistes y se destornillaban de risa. La boda acabó cuando se fueron ellos felices y sin comer perdices.
Maribel Fernández Cabañas


LUCÍA Y SUS SIETE HERMANAS



Lucía  se despertaba siempre  con la primera luz del sol. Vivía en una granja, mientras sus siete hermanas seguían durmiendo, ella cuidaba de los animales de la granja en la que vivían; le echaba pienso a la yegua, a las mulas y a los cerdos. Cuando terminaba regresaba a la casa y preparaba  el desayuno  para sus siete hermanas.
A las nueve en invierno y a las ocho en verano, Lucía las despertaba a todas cantando contenta.
 Mientras desayunaban, hacían el planing del día: Por la mañana acudirían a la escuela─ Algo imprescindible si querían dejar de ser granjeros y convertirse en Funcionarios del Estado─
 Por la tarde ayudarían a Lucía, que era la que llevaba todo el peso de la granja. Para que ellas pudieran convertirse en siete mujeres de provecho─ Ordeñarían las vacas, trabajarían en el huerto  y  cada una se lavaría  su ropa en el panero.
Nada de juegos.
Pero una mañana mientras ella fregaba el porche y tenía  al fuego unos garbanzos, llegó a caballo una mujer de larga melena negra, con una verruga en la nariz y un vestido oscuro.
 Que ofreciéndole una manzana le dijo a Lucía:
─ ¡Muérdela! se te pondrán los dientes fuertes.
Lucía, que siempre había sido una chica muy ingenua, se lo creyó y se la comió entera.
 Por la tarde, cuando llegaron cantando  sus hermanas, se extrañaron de que no saliera a abrazarlas, además les dio un tufillo a quemado.
─Hermana, hermanita ya estamos aquí dispuestas a trabajar ─dijeron a coro entrando en la casa─
 Se la encontraron tumbada en su cama. Parecía como dormida. La rodearon y todas empezaron a darle besos en la frente, a tocarle la mano y hasta la zarandearon, pero Lucía no despertaba.
─ Le late el pulso, está dormida.
La mujer del caballo apareció al día siguiente, a la misma hora. Pero esta vez, cuando la vio, Lucía se armó de valor y sacó a todos los animales de la granja a recibirla. El caballo de la malvada se espantó, alzándose sobre sus dos patas traseras. Eso hizo que la mujer de negro cayera al suelo y se golpeara la cabeza. De su mano rodó una manzana reluciente. Una manzana que esta vez nadie se comería.



LLUVIA



La lluvia ha intensificado el verdor primaveral,
Buganvillas alegrando con su color rosa vivo,
 Madreselvas perfumando los patios,
Y las frondosas rosas blancas y rojas, con toda su belleza, alegrando los jardines,
Las finas gotas de lluvia, cayendo en mi cara, como caricias de terciopelo.
(Maribel FC)

ENTIERRO


Herminia, disfrutaba yendo a todos los entierros, fijarse especialmente en como  habían acicalado al muerto ─el pelo, la ropa, su estampa en la caja─
Este era su único tema de conversación:
─ ¡Ay que ver hijo! Lo oscuro que le han teñido el pelo a Antonia, la del tercero, para mi gusto no le favorecía nada.
─ ¡Qué mancha en la camisa! Lucía el padre de tu amigo Luis, hijo mío. Aunque se gastaron un dineral en la ceremonia─ ¡Cuántas coronas de flores! Y bien caras. ─Me he traído este ramito.
─Sí madre ─ contestaba su soltero hijo, incapaz de llevarle la contraria ─
Pero a Herminia se le han acabado los entierros. Ahora prepara el suyo ella le da el encargo a su  hijo: ─ Hijo quiero  morirme  sin enterarme, que esté dormida y no en un hospital, en mi  cama; y  que pueda abrir un ojo y ver .

Maribel.FC

ALGARVE



Estudiando, estaba Alicia aquella tarde en la pensión de Dª Carmen (mujer huraña que siempre estaba controlando las entradas y salidas de sus adolescentes  de primero de Magisterio) cuando se presentó por sorpresa su amiga Paquita la del pueblo.
─ ¡Alicia, Alicia dime que sí! ─ ¿te vendrás mañana conmigo al Algarve? Le he dicho a mi madre que me venía a pasar el fin de semana a tu pensión y me ha dejado.
─ ¿Con que dinero pagaremos el autocar?─Preguntó Alicia─
─Eso da igual, pasan muchos coches que van de turismo al Algarve y enseguida nos cogerán, nos ponemos en la nacional y total son trescientos kilómetros, salimos a primera hora de la mañana, plano en mano, mochilas al hombro y por la tarde a disfrutar de las calas de faro y lagos. Llevo la kodak traeremos fotos de recuerdo─ dijo Paquita
─ ¡Vale, donde está el plano!─Dijo Alicia guardando los apuntes en su carpeta.
Aquella noche Alicia soñó con las maravillas de ese enclave portugués.
Bien temprano se levantaron, prepararon unos bocadillos, echaron frutos secos y agua y se encaminaron a la carretera nacional. La pensión estaba en completo silencio, como si todos durmieran.
Se pusieron a hacer autoestop y pasado un par de horas subieron a un coche de una pareja de hippies alemanes.
 Las dos amigas llegaron a faro en el coche de los alemanes: 
─Donde vais a dormir, preguntaron ellos chapurreando español.
─ En la playa,
─ Pero si no tenéis sacos
─ No importa dormimos con el abrigo puesto.
La noche era fría, el viento y el oleaje estaban enfurecidos. Se tumbaron a dormir en una cala, junto a unas rocas

 ─ Vámonos al coche─ decía Alicia tiritando.
Paquita no acertaba a hablar, le había entrado una risa nerviosa e imparable.
 Los alemanes se despertaron, se fueron al coche y le dejaron a ellas un saco.
 ─ Que bien porque ya no podía dejar de castañear los dientes, dijo Alicia
 Y después de dormir calentitas, las dos en el mismo saco, por fin amaneció. Los alemanes se despidieron para seguir su ruta.
Con gran apetito mañanero caminaron por las callejuelas de faro, en busca de un buen desayuno: Entraron en una panadería, se acopiaron  de pan, leche y  mantequilla y se lo fueron comiendo  por el camino. Anduvieron por los alrededores, paseando y viendo las playas de día y haciendo fotos con su pequeña kodak. Repusieron fuerzas para ponerse de nuevo en la carretera a ver si algún coche las dejaba en Lisboa; así cogerían la carretera nacional de vuelta a casa.
 Un americano en un coche rojo, lleno de latas de refrescos y bolsas de frutos secos. Tenía la costumbre de frenar de cuando en cuando para tirar fotos al paisaje. Las llevó hasta  Lisboa, las invitó a comer marisco y zapateiras. Ellas que solo probaban las gambas en las fiestas del pueblo, se sentían como en un restaurante de película.
El  americano les dijo que se dejaran de hacer autoestop que era peligroso y les dio tres billetes de diez escudos  para que se pagaran el bus de línea.
Cansadas y eufóricas, se sentaron en las hermosas escaleras de la puerta de Magisterio a contarles a sus amigas su aventura.
Cuando llegaron a la pensión, a darse una buena ducha, Dª Carmen le dijo a Alicia:
─Tus padres han llamado y les he dicho que anoche no dormiste aquí.
Alicia, se puso las manos en la cabeza.

(Maribel FC)

POEMITA



He podido sentir sus suaves manos en mi piel.
Movimiento, empatía entre los dos.
Unidos por el deseo mutuo.
Su fina piel, energía, alegría.
 Ritmo, pasión entre dos.
(Maribel FC)

EL TIEMPO


Y el tiempo se detuvo en aquella plazuela de la catedral,
Aquella mañana fresca y limpia en la que solo se oían los pausados pasos de los más madrugadores que llegaban a la misa de nueve.
Atrás quedó la espesa noche en la Gran Avenida, llena de turistas tomando cerveza y celebrando la victoria de su equipo de fútbol.
 Griterío que rompía a la luna.
Despertó silencioso el día, en aquella plazuela de Santa María del Mar.
(MaribelFC)

LA PRIMAVERA


La primavera, me ha traído algunas amigas que hacía años que no veía.
Y el resto de las estaciones, me mantienen en contacto con las de siempre; las que están ahí formando parte de mi día a día.
Es maravilloso mantener la amistad a lo largo de los años; nos conserva el corazón vivo.
 La amistad no exige, sólo acepta, escucha, comparte y alegra.
 Junto al amor, son  la esencia de la vida.
MaribelFC.




MOMENTOS



Que deliciosa ocupación, salir de casa, coger el autobús. Contemplar a padres jóvenes que van subiendo en las distintas paradas con sus niños en los cochecitos.
Que deliciosa ocupación, llegar a la biblioteca, sentarme en una mesa iluminada por la luz que entra tras los ventanales y ponerme a leer. Reina el silencio, entorpecido por el pasar de las páginas y la contenida tos de otros usuarios.
Que deliciosa ocupación, el libro me saca una sonrisa. Me lo llevaré en préstamo, será mi lectura antes de dormir.
(THUBER, James. La vida secreta de Walter Mitty. Editorial Acantilado)
MaribelFC


EL PERRO



 Alicia, mujer solitaria y estricta en sus rutinas, esperaba a su prima Elena y familia para merendar el Roscón de reyes
 Los invitaba una vez  año, para darle un regalo a los niños.
 Estaba impacientándose mucho por tanta espera. Era de noche y no llegaban. Dudaba entre  irse a la cama temprano, como de costumbre, o esperarlos un poco más.
 Se presentaron a las diez de la noche con los ojos rojos e  hinchados:
─ Perdón hemos estado con los amigos y nos hemos pasado bebiendo─ Se les trababa la lengua al hablar─
A Alicia no le gustaba que llevaran esa vida. Pero pensando en la abuela, que pasaba de los ochenta, y en los pequeños. No permitió que cogieran el coche para irse a dormir a su chalet.
Su bonito salón decorado con el pesebre, el árbol de navidad con alegres luces de colores que se encendían y se apagaban. Se vio a la mañana siguiente  destartalado, por el gran sofá cama que lo inundaba todo. Los ronquidos de Eusebio y Elena y la peste a resaca de Whisky.
 Entonces fue cuando Alicia  se arrepintió de haberlos invitado a dormir y quiso echarlos.
Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta del salón que daba a la terraza y el perro negro- mastín entró ladrando al salón. Eusebio y Elena  ni se inmutaron y siguieron roncando.
La abuela y los niños también dormían en otra habitación.
Alicia se fue a dar un paseo con el perro y al volver, con el aire puro de la mañana. Se le activó la memoria y se acordó de que su interfono  pitaba muy fuerte.
 Llamó varias veces hasta que los niños y la abuela se despertaron a abrirle. Luego  fueron directos al salón:
─ ¡¡¡¡Mamá, papá, vámonos!!!! ─ Queremos jugar con la bici de reyes y  los amigos!!! 
(Gritando fuerte y saltando en el sofá cama)
─Un café Elena que, ya cojo el coche─ Dijo Eusebio─


MaribelFC








LUCI




Luci , pegada a la falda de su madre, nunca quería salir de casa.  Se quedaba jugando con los gatos y los perros.
 Entraban y salían del corral al patio, los llamaba por su nombre y la obedecían.
Se sentía tan a gusto en casa, que no fue a la escuela. A los seis años su madre la apuntó a la academia de primaria del pueblo.
Le contó a su madre que había conocido a una niña llamada Pepita la flaca y que quería invitarla a jugar.
 Su madre asintió, les prepararía una buena merienda con chocolate  y galletas.
 Luci , loca de contenta,  abrazó a su madre y le dio muchos besos.
Los días transcurrían tranquilos con la visita de su amiga. Hacían sus casitas en el patio, y los gatos eran como los  hijitos.
Cuando Pepita la flaca cumplió los siete años, la invitó a ir en coche con sus padres a celebrarlo, a un cortijo cercano al pueblo.
Luci volvió sollozando, con una mordedura de perro en la pierna.
“ ─ Mamá  el perro era de unos hombres que estaban en las viñas y  Pepita  llamó al perro por su nombre. El perro  corría detrás de mí, hasta que me alcanzó y  me  mordió. Y encima  Pepita la muy mala  se rió de mí. ─ ”
Desde ese incidente, Luci temía ir a ningún sitio con” Pepita la mala”.
MaribelFC.












JERICÓ



Aquellos días en los que salí a imitar el baile y el carácter alegre y feliz de la abuela  protagonista de la película de Catalina Mesa” Jericó, el infinito  vuelo de los días”.
 Ella iba saludando a  los del pueblo por la calle y todos la llamaban por su nombre.
Probé a ir andando así ,con ritmo salsero y  saludando por doquier:
 ─ ¡Hola Buenos días! , y  nadie me contestaba.
Al segundo día, caí en la cuenta de que en la ciudad las calles están llenas de desconocidos y yo una desconocida más.
 Ahora me conformo con ponerle un poco de ritmo a los paseos que doy con mi perro, por el amplio  parque. Y me imagino,  por un momento, que estoy en Jericó.
Maribel


ANDAR Y VER




 A una mujer de mediana edad sentada en una terraza al sol, y leyéndole en voz alta un libro a su móvil.
─La soledad─
 A un indigente, entrando en los lavabos que están en el vestíbulo del museo.
─La pobreza─
He compartido una mesa de la biblioteca con estudiantes, dándole a los codos.
─Buscando un futuro─
Y al salir,  un cartel grande en una  farola:” Traductor con master en EE.UU., se ofrece para dar clases de inglés”.
─La  realidad del paro─
Y andando por la calle: Una madre rusa muy arreglada, que no paraba de echar la perorata con una  amiga. Sus hijos,  delante de ellas para no perderlos de vista en el mercadillo.
─El consumo─

MaribelF.C.