Pierna dormida.
Era una tarde alegre y floreada.
Lucía iba a La Rambla de Cataluña a la presentación de un libro a escuchar a su
amigo Ramiro, él escritor, y a una filóloga de la Universidad de Barcelona. La
hora que duró el coloquio ella estuvo muy atenta y con las piernas cruzadas,
cuando fue a levantarse al apoyar el pie dominante en el suelo, este dormido se
le torció.
Ella instintivamente para proteger su tobillo
se sentó en él suelo y se fue enlasivando el pie para que se le despertara (
por eso de que la saliva tiene una enzima que da buenos resultados en estos
casos) Luego se levantó a estilo cuadrúpedo, apoyando las manos en el suelo, y
le dio las gracias a su amiga Julia, que estaba a su lado y le puso la mano en
la espalda y se ofreció para acompañarla. Las dos se fueron a urgencias allí le
hicieron una radiografía, nada roto.
Que alivio para Lucia que llevaba un mes yendo
a andar por su llano barrio playero, comenzando a ponerse en forma, y temía
verse inmovilizada por una escayola.
Ahora se cuida su esguince de
tobillo, hace reposo y su marido le regala lirios.
Maribel Fernández Cabañas