Cuánta libertad en la plaza de la catedral íbamos cantando<<Las
penas y las vaquillas se van por la misma senda las penas son de los hombres
las vaquillas son ajenas>>.
Salir de la monotonía del barrio entrar a contemplar las vidrieras y el sermón
del cura.
Pasear por las intrincadas calles del gótico, entrar a ver una explosión
en el museo Mares, tomar unos churros con chocolate en las churrerías de la
ruta del Quijote… compartir unas risas a pesar del calor sofocante y seguir
cantando; siempre cantando.
-MFC