Teníamos catorce años cuando nos conocimos en la laboral de Cáceres en
la clase de quinto de bachillerato, quinto J (Quinto jota queremos que en el
día del examen… cantábamos mucho sobre los profesores) yo me sentaba con Nieves
que era muy calladita y muy amiga de Carlota que me quería cambiar el sitio porque
ella estaba al lado de una chica que parecía mayor que nosotros y no se duchaba
y olía fatal y siempre estaba dibujando.
Me quedaba a dormir en una habitación con Pepa que ahora es farmacéutica y
con Toni que era muy tranquila y cariñosa, pero Nuria que había perdido a su
padre y era un terremoto y tenía el ropero todo desordenado con mucha ropa de
marca y zapatos mocasines también de marca.
Mi tía Tere me había dicho que no me enfadara por las bromas pesadas y
no me enfadé cuando me fui a dormir y todas mis sabanas estaban llenas de
polvos de lavar.
Y no me enfadé volví a hacer la cama sacudiéndolas bien, por otra parte,
Pepa me decía mira yo tengo un cocodrilo en mi polo estos son los buenos el que
tú tienes de la rana es falso y yo le decía a mí me gusta más el mío porque lo
lavo y se me seca enseguida. A nuestra habitación venía mucho Clotilde y se
quejaba de Candela una chica de su habitación que era muy alta y con una mancha
grande y morada en el rostro que se estudiaba los apuntes en voz alta y me
decía a mí que nos cambiáramos de habitación y yo le decía una y otra vez que
no que a cada una la habitación que le había tocado.
Y me iba a la habitación de una amiga de mi pueblo que era mayor que yo
y ellas me dijeron que tenía que irme acostumbrando a estar con las de mi curso
que era lo mejor para mi salir a Cáceres con las de mi edad y entonces yo salía
con Carlota y Nieves.
Y lo mejor fue en sexto de bachillerato que me asignaron a una
habitación con Esther, una compañera catalana y con Asun que era vasca.
En esa habitación yo era feliz porque eran buenas conmigo y nade
criticaba mi ropa y hasta me prestaban la suya y no me hacían bromas pesadas.