Una de mis tías estaba soltera y dormía en un catre con colchón de lana
en la habitación de mi abuela la habitación era muy grande tenía una cama con
cabecero de cedro diseño del siglo XIX y había un hueco donde estaba el lavabo
con palangana y la jarra para el agua de lavarse la cara y las manos y debajo
de la cama los orinales.
A veces entrabamos a curiosear y una vez encontramos una blusa Rosa y
una de mis hermanas la cogió y la blusa nos las pusimos todas las niñas de la
familia.
En la habitación también tenían guardadas joyas y dinero eso no lo
tocamos.
Ya de mayores la mujer de uno de mis primos le pidió que le regalara
todos los muebles y ella le contestó que cuando muriera.
Ahora que ya han fallecido todos los familiares de esa casa uno de mis
primos la está habitando por su cara dura y solo le abre la puerta a quien el
cree oportuno.
Y la blusa rosa es lo único que he
heredado.
¡Caramba con tu primo! En fin, quédate con la blusa rosa, y sobre todo con los buenos recuerdos, esos no tienen precio ni ocupan lugar. Un abrazo inmenso, amiga querida.
ResponderEliminarSí amiga querida me quedo con los buenos recuerdos. Un abrazo muy grande
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