De nuevo en casa.
La puesta de sol ,el termómetro marca 29 ºC , salgo de casa y me voy
a la playa con una revista del Pais semanal: ¡ cuánto ha cambiado la playa
desde el invierno y la primavera! , me sorprendo.
En la arena hay dos grupos con redes de voley y son de
varias nacionalidades: unos sudamericanos de piel oscura en contraste con otros
británicos, de piel como la leche. Son jóvenes y me llama la atención una chica
que tiene el tipo atlético, junto a otra que los michelines se le ven por todos
sitios y su bikini no se los sostiene.
Mientras tanto miro a
ver si hay algún conocido y lo comparo con otra playa que ahora tengo en mente
que es una playa no de ciudad, como esta, sino de pueblo y no del Mediterráneo
si no del Atlántico y no cosmopolita, sino sólo de lugareños todos conocidos
que cuidan mucho su aspecto físico y su vestimenta.
Vuelvo de la playa y el peluquero de 24h sigue abierto. Le
pregunto si tiene alguna hora para mañana y que si en agosto abre…Me responde a
todo que si y pienso: este hombre es incansable, creo que hasta le debe de
gustar ser peluquero.
Miro por el barrio a
ver si veo caras conocidas y me encuentro con la pequeña Abril que me llama
desde su terraza donde cena con sus padres y hermanos y pienso ¡ bendita
espontaneidad de la infancia y que alegría y cariño me da esta niña!.
Maribel Fernández Cabañas.
Bienvenidos. Toda vuelta a casa tiene un fondo extraño entre nostálgico y feliz.A partir de este momento lo agradable se verá como idílico y lo desagradable, fácilmente se olvida. Besos.
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