Cazar Historias
Salir una tarde del famoso puente de
la Purísima con la intención de cazar historias, sentarme en una terraza de
estas nuevas que han puesto con estufas y observar a la gente todos iban a lo
mismo: a pasar la tarde de tiendas y tanta multitud con bolsas y árboles de
navidad comprados en la feria de pesebres que hay en la plaza de la catedral y
podría escribir la historias de muchos y todos iguales pues entre las masas no
se distingue nada.
Acerté a salir del tumulto callejeando por la calle Argentería llegando a
la iglesia de Santa María del Mar y luego al Paseo del Borne, seguía habiendo
gente pero no multitud todo lo que se aleje un poco de la Catedral y de la otra
“catedral del consumo” que es el Corte Ingles ya no es masificación, ya la
gente está charlando en cafeterías y las pequeñas tiendas están abiertas pero
desafortunadamente vacías, son boutiques de emprendedores y de diseño.
Seguí andando hasta llegar al final
del Paseo del Borne donde se encuentra el Centro Cultural en una gran plaza
abierta desde donde se puede ver un cielo azul algo nublado y espléndido y
mirando a la derecha, la Estación de Francia y a la izquierda el Convento de
san Agustín. Había poca gente en este sitio donde no se vende nada.
Así es que
me senté en un banco con bufanda guantes y abrigo y en el silencio del lugar con
la puesta de sol ante mi pude cazar una historia:
Una mujer de unos treinta
años pasando de modas con su abrigo rosa de segunda mano y sus mallas rojas y
con zapatillas de deporte. Pedaleaba llevando tras de sí en su bicicleta a un
bebé este le dijo─ mamá quiero
jugar y la madre se bajó de la bicicleta la estacionó, poniendo la pata de la
bici en el suelo, y sin prisas estuvo sacando de su mochila cosas que le iba
enseñando a su hijo como por ejemplo unas
pegatinas con dibujitos y el niño reía y las cogía y las iba como contando. También
le sacó de la mochila un zumo de brik y en sus caras y en sus gestos vi amor.
Y brindo por esa esa tranquilidad que me han dado esa madre y ese hijito en
una ciudad que a veces se muestra borrosa.
Maribel Fernández Cabañas
Esa imagen que has retratado de tu ciudad, se repite en muchos sitios.Nos dejamos llevar...y eso de pararse, como tú has hecho, está bien.Además, lo que no ha conseguido inspirarte tanta bulla y tanta gente, lo ha conseguido una imagen tierna.
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