Empezar el día.
No hay nada mejor que empezar un sábado tempranito, poner una lavadora y
fregotear el baño y luego salir en pijama y bata a la terraza.
Y desde el parque un vecino que está paseando a su perro dice: ─ ¡Hola Lucia,
buenos días!
Lucia desde la terraza de su primer
piso y Daniel desde el parque entablan
una corta conversación mañanera sobre características y peculiaridades de los
perros caseros y el con su sonrisa le alegra el despertar a Lucia.
Luego Lucía se mete en la ducha se pone guapa y saca a la paciente Nina que
lleva un rato esperando, entonces Lucia y Nina hoy hacen otro recorrido y se
van al parque grande cruzan por los caminitos de arena sembrados de plantas de
lavanda y Lucia arranca un ramillete para luego ponerlo en su mesa escritorio y
las huele y se le despiertan los sentidos, pasan por el lago de agua verdecina
lleno de patos que nadan en camadas y chapotean celebrando el buen tiempo que
nos ha traído la primavera. Nina se para a jugar con otro perrito y se olfatean,
luego Lucia que tiene ganas de escribir un poco le dice: ─ ¡Vamos Nina,
a casa Nina! Esta se hace la remolona
porque ha visto jugando en el césped a Jana, otra mascota vecina, que
pasea con su amo y van a saludarlos.
Lucia sabe que esta tarde, por ser sábado, se volverá a encontrar con Daniel
ambos con el carrito de la compra en el súper y que el tema de conversación será
diferente esta vez versará sobre los hijos que nacieron el mismo año y jugaban
juntos de bebes en la playa que los llevábamos
tempranito los fines de semana pues por aquel entonces no teníamos animales
domésticos. Y es que a Daniel y a Lucía les gusta madrugar y también tener a
alguien a quien cuidar.
Maribel Fernández Cabañas