Luces
Vengo de una isla volcánica y
montañosa. De montarme en guagua, de tomar el sol en las terrazas de los cafés
en invierno, de pasear por la avenida de Puerto Naos.
De subir al mirador el Time y bajar de noche
entre oscuridad y plataneras por los pueblecitos con farolitas tintineantes,
para no hacerles sombra a las estrellas y dejar que los astrónomos del Roque de
los muchachos a dos mil metros de altura las observen y las estudien.
Y llego a la gran ciudad y parece
que no hay noche pues los focos fuertes de luz de las farolas la matan.
Maribel Fernández Cabañas
Creo que se peca de iluminar demasiado de forma artificial algunas zonas urbanas.A partir de cierta hora no estaría de más bajar su intensidad para, entre otra cosas, poder disfrutar del espectáculo del cielo.
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