Conocí a Julieta
en un taller de escritura, hace ya
muchos años.
La invité a un
café y aceptó. Desde entonces todas las tardes antes de entrar a aprender
escritura creativa nos íbamos conociendo.
Pasaron dos años y Julieta descubrió que lo suyo era el teatro, la eché de menos en el grupo y más
aún nuestras confidencias en el café.
Pero no faltaba
semana que nos nos telefoneáramos. Así seguía nuestra amistad.
También pudimos
encontrar nuestros ratitos para vernos.
─Lucía léeme uno
de tus relatos, me decía.
Y me los comentaba positivamente, siempre animándome.
A mí me encantaba que me contara el argumento
de la obra que estaban ensayando.
Han pasado los
años, Julieta se ha convertido en una gran actriz amateur y cada vez que
representa una obra me avisa con tiempo y yo lo dejo todo por verla tan guapa,
representando la mar de bien los más
variados papeles.
Maribel
Fernández Cabañas
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