El otro día en casa de mi amiga Ana comí
unas nueces que ella había traído de su pueblo, me las ofreció como nueces
españolas me hicieron recordar las nueces de la huerta de mi abuela.
Cuando yo era una niña iba con mi madre a
coger nueces, granadas, almendras y membrillos. Los nogales se veían desde
lejos, árboles grandes que daban nueces. Cuando caían al suelo ya maduras les
quitábamos la piel negra y seca y aparecía la nuez más pequeña que las de los
super de ahora que son las de Virginia.
Las granadas manchaban mucho las manos y
la ropa, pero tenían un sabor muy especial y pepitas que al morderlas el zumo
era exquisito.
También había membrillos que al morderlos
te dejaban la boca seca y con ellos mi madre hacía dulce de membrillo poniéndolos
al fuego y después de cocerlos y echarle azúcar y una vez hecha la pasta se
depositaba en una caja de lata con un papel debajo para que no se pegara.
Todos estos frutales de la huerta de mi
abuela los tengo en el paladar desde niña y ahora de mayor cuando voy a una
frutería no me voy sin las nueces, granadas o membrillos.
Muy bonito Maribel , esos recuerdos de infancia y los sabores de la huerta que nos acompañan siempre.
ResponderEliminarGracias, tus comentarios son siempre bienvenidos. Un abrazo grande
Eliminar¡Qué bonito recuerdo!
ResponderEliminarMe alegra tu comentario, un abrazo
EliminarFuiste afortunada por tener tan cerca la naturaleza. Y sí, nada huele como los frutos de entonces. Abrazos mil
ResponderEliminarGracias por tu comentario querida María Jesús, tus comentarios son siempre bienvenidos. Muchos besos
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