Alicia recuerda cuando ella estaba estudiando Magisterio en Badajoz, por
aquel entonces estaban prohibido los carnavales y pasaron algunos años y los
retomaron.
Alicia tenía un amigo pintor y como no tenían traje se pintaron la cara,
ella iba de televisión en color con toda la cara a rayas de colores en la plaza
de san Francisco había música y muchos allegados de pueblos vecinos.
Luego se fue a Sevilla a trabajar de maestra y una amiga de Badajoz la
invitó a su casa por carnaval Alicia se quedó sorprendida con los trajes que
lucían niños y mayores ella lo que se hizo fue una túnica de camuflaje de los
de guerra y lo cosió con grapas.
Pero no se lo pasó bien extrañaba la calle Betis con las amigas del
pueblo que vivían en Sevilla y compartía piso.
Ahora los ve por televisión y se asemeja al de Tenerife por el derroche
de fantasía y lujo en los trajes.