El casino era
sólo para hombres y que fueran socios, sin embargo, a la barra del bar podía
entrar todo el que así lo quisiera.
De niñas íbamos
mis primas, mis hermanos y yo a ver a nuestro abuelo que siempre nos daba un
dinerito y se alegraba mucho vernos.
Fuimos creciendo
e íbamos a ver a nuestros padres jugando al dominó y nos daban cacahuetes.
En la fiesta de
la virgen de agosto había baile en el primer piso y el portero sólo dejaba
entrar a los socios e hijos y bailábamos pasodobles con nuestros padres y sus
amigos.
También había
verbena popular en la plaza del pueblo con una orquesta y ponían todo tipo de
canciones modernas ; allí bailábamos con nuestros amigos.
Eran de los pocos días que nuestros padres nos
permitían llegar tarde a casa incluso más tarde que ellos.
Maribel Fernández cabañas