De niña: El Domingo de Ramos, que el que no estrena algo se queda sin
manos.
De adolescente, la procesión de La Soledad por la noche con velas y
silencio.
De mayor: La Macarena, el cristo de los gitanos y el Cachorro de Triana.
Ahora el día de la Palma y el lunes de Pascua con la mona de chocolate.
Y en Lobón, mi pueblo natal, la Pasión viviente.
Maribel Fernández Cabañas
Así era y sigue siendo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, un abrazo fuerte
EliminarSiete días que dan mucho de sí, ciertamente, tan llenos de recuerdos. ¡Ay, esas palmas con sus rosarios de azúcar blanco y rosa! ¡Ay, esas Monas de chocolate negro y figuritas! Un abrazo inmenso, amiga
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario amiga querida. Un abrazo con mucho cariño
ResponderEliminar