Zulema voló de Sudamérica hace muchos años
huyendo de las paupérrimas condiciones de vida y de la violencia de la guerrilla
En España encontró un lugar donde la
atendieron calurosamente y enseguida se puso a trabajar cuidando ancianos.
Ahora está jubilada y con su pensión
ayuda a sus nietos e hija y tiene una vivienda propia.
Como ella hay muchas mujeres extranjeras
ocupando puestos de trabajo precarios que los de aquí no quieren porque están
mal pagados.
Y es que tener una vivienda en España
supone hipotecarse sin ayudas sociales en la mayoría de los casos.
Maribel Fernández Cabañas
Tan necesaria en nuestra sociedad actual la mano de estas mujeres anónimas y trabajadoras, cargadas de paciencia. Y no puedo estar más de acuerdo con lo de la vivienda, un derecho que han convertido en privilegio. Un abrazo, amiga querida
ResponderEliminarGracias por tu comentario querida amiga. Espero que haya mas personas sensibles como nosotras con las personas migrantes
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