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REENCUENTRO


       Que emoción ver a uno de mis queridos amigos al que no veía desde hace muchos años. Nos hemos abrazado mucho.

       Hace años hicimos juntos un curso de escritura y antes de empezar la clase nos reuníamos en la calle Verdi del animado barrio de Gracia. Él es pintor abstracto.

       Hicimos un grupo y quedábamos unas veces en el barrio gótico y nos tomábamos un café en las ramblas enfrente del Liceo en el emblemático café de la ópera.

       Luego el alquiló un pequeño stand en una Nave del barrio de Pueblonuevo donde estuvo varios años y dando un paseo me pasaba por alli.

       Hoy teníamos mucha vida que contarnos, él se ha abierto un campo con la pintura y yo con la escritura.

 

 

 

LA MESTRUACIÓN


       A los 14 años me vino la regla en agosto y en septiembre al internado hasta navidad que volvía al pueblo.

       Ese día pasé mucho bochorno cuando me puse unos paños de los que usaba mi madre y dos bragas mías para salir y mi prima me dijo que si no tenía compresas y no tenía y un día que fui a Montijo que era donde ella vivía compré compresas.

       Yo me quejaba del dolor y mi madre me daba agua con limón y me llevó al médico de cabecera el cual dijo que cuando me casara se acabaría el dolor. Me dolía tanto que yo decía esto es peor que un parto, y me iba a andar por la fuente hasta la era y el cementerio , que eran las afueras del pueblo más cercanas a nuestro hogar.

       Coincidió con las fiestas del pueblo y estaba bailando un pasodoble con un amigo de mi padre y me decía muévete más y yo incómoda para que no se me movieran el paño y las bragas. De la fiesta a mi casa íbamos y veníamos mi prima y yo a cambiarme.

       En el internado era todo más fácil allí todas mis amigas tenían tampax y compresas y los comprábamos cuando salíamos por las tardes a Cáceres y una amiga me enseñó a ponerme una tampax.

       En el internado hacía mucho deporte además de estudiar y en 6º de bachillerato me quedó historia del arte y estaba en el pueblo estudiando para presentarme en septiembre y me apunté en un equipo de fútbol femenino de alero. No me gustaban los balonazos porque de niña jugando en la calle un niño muy bruto me dio un balonazo en la barriga.   Así que yo corría mucho y no dejaba que la pelota se saliera del campo y  dos chicas que eran las que estaban de delantero  metían los goles.

       También iba a correr por las mañanas con una amiga del pueblo por el arcén de la nacional y me bañaba en el agua fría del rio Guadiana.

       Cuando estaba estudiando en Badajoz conocí a un ginecólogo, compañero de trabajo de una amiga enfermera. Mi madre me acompañó a su consulta ella se quedó en la sala de espera y el ginecólogo me preguntó que si tenía relaciones sexuales y yo no tenía, el me habló de los anticonceptivos y me recetó para el dolor Antalgin o algo así eran unas pastillas azul celeste.

 

 

 

 

GUATEQUE

 

       Por nochevieja nos juntábamos en alguna casa vacía de los abuelos de algún amigo. Comprábamos litronas, ron, coca cola y muchos aperitivos: Patatas fritas, cortezas, aceitunas…

       En una de las salas de la casa estaba el radiocasete y la música lenta era para los que tenían pareja y los que no teníamos, bailamos como en una discoteca con la música marchosa.

Era una noche especial y nuestros padres nos dejaban llegar tarde.

       Me di un atracón de aceitunas que mezcladas con la coca cola me sentaron fatal.

       Lo peor de la noche era cuando llegaban algunos machitos que no habían sido invitados y por miedo a que nos estropearan la fiesta los dejábamos pasar. Uno de ellos traía el caldero para ofrecerse voluntario y hacer la lumbre y las migas en el corral.

 Y cuando llegábamos a casa mis padres se empeñaban en que teníamos que ir a misa de año nuevo y fuimos por agradarlos. Luego toda la mañana durmiendo.

 

 

AVON

 

       Mi tía era muy presumida y le gustaba pintarse los labios para todo, a primera hora de la mañana para barrer la puerta <<como la ratita presumida>>

       Y luego se recorría el pueblo con su maletín de productos Avon,

 con geles de baño perfumados, perfumes, pintalabios y se ganaba un dinerito.

       A mí lo que más me gustaba eran las barras de labios de muestra eran muy pequeñas y con eso me pintaba de pequeña y no tan pequeña.

       Cuando entré en la universidad una de mis compañeras usaba perfume de la marca Avon y a mí me hacía estornudar de lo fuerte que era.

Ahora mi perfume es colonia de Nenuco.

                                  Maribel FC

LA HABITACIÓN DE MI TÍA

 

       Una de mis tías estaba soltera y dormía en un catre con colchón de lana en la habitación de mi abuela la habitación era muy grande tenía una cama con cabecero de cedro diseño del siglo XIX y había un hueco donde estaba el lavabo con palangana y la jarra para el agua de lavarse la cara y las manos y debajo de la cama los orinales.

       A veces entrabamos a curiosear y una vez encontramos una blusa Rosa y una de mis hermanas la cogió y la blusa nos las pusimos todas las niñas de la familia.

       En la habitación también tenían guardadas joyas y dinero eso no lo tocamos.

       Ya de mayores la mujer de uno de mis primos le pidió que le regalara todos los muebles y ella le contestó que cuando muriera.

       Ahora que ya han fallecido todos los familiares de esa casa uno de mis primos la está habitando por su cara dura y solo le abre la puerta a quien el cree oportuno.

Y la blusa rosa es lo único que he heredado.

LA BLUSA

 

       La habitación de mi tía nos estaba vetada a los niños, en ella dormía mi tía la soltera y tenia muebles robustos del siglo XIX.

       Un día entré vi joyas y el ropero lleno de trajes y ropa elegante, me aventuré a pedirle una blusa negra con lunares blancos y me dijo que cuando cumpliera quince años me la regalaría.

       Me fui al internado y allí cumplí los quince años y me llevé una gran alegría cuando se presentaron mis padres y mi tía en el coche del cura del pueblo.

       Y sí mi tía cumplió con su palabra y me regaló la blusa.

Pasaron los años empecé a trabajar y a ella le compré una blusa blanca con lunares negros.

                      Maribel Fernández Cabañas

 

 

 

RECUERDO INACABADO

 

       Recuerdo el pajar de mi abuela materna allí dormían y comían las mulas.

Las gallinas correteaban por el corral junto a los patos y alguna oca.

      Eran ocho de familia los hombres se dedicaban a cultivar la tierra con ayuda del mozo.

       Las mujeres a cocinar, coser y bordar, también les llegaba una revista de moda, elegían modelo y la costurera les hacía los trajes.

       Con el carro y las mulas acompañadas del mozo iban a Villagonzalo a pasar unos días de fiesta con una prima y se montaban a caballo con el traje de flamenca.

       A mí lo que más me gustaba era hacer teatro en la bodega con mis primos y hermanos, nos disfrazábamos e invitábamos a los vecinos y les cobrábamos algunos céntimos por entrar.