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VERANO MIL NOVECIENTOS SETENTA Y SEIS


       Recuerdo que íbamos a la parcela de mi padre desde el amanecer hasta el atardecer, poníamos nuestro esfuerzo entre los campos de maíz ya crecido.

       Del abono que se le echaba a pesar de llevar pantalón largo, camisa de manga larga y sombrero se nos quedaba todo el polvillo amarillo en la piel y cuando hacíamos un descanso nos íbamos al riachuelo a refrescarnos y a coger cangrejos americanos que luego nuestra madre nos los prepararía para cenar.

       También cogíamos tomates con guantes de goma y los echábamos en cajas y por cada caja que cogiésemos nos daban un dinero y con ese dinero comprábamos ropa.

       Para comer mi madre nos había preparado la fiambrera con chorizo, tocino, queso y pan y mi padre hacia el gazpacho en el sombrajo de caña donde los mayores echaban la siesta y comíamos también tomates con sal y aceite o melones recién cogidos.


                                         Maribel Fernández Cabañas

LA META

 

LA META

       Desde bien temprano se oían los tambores Lucía bajó a la calle y en su puerta estaba la meta de la carrera popular, gente de todas las edades y de diversas nacionalidades, ella que es muy andarina se puso a andar a ver si encontraba una cafetería para desayunar, imposible todas llenas y los camareros no daban a vastos. De vuelta encontró una mesa libre en una terraza y por fin consiguió el objetivo.

        En el suelo había una bolsa con el anagrama de la carrera y la mujer de la mesa de al lado gritando llamó al camarero para que se encargara de la bolsa, el camarero no la escuchó bastante trabajo tenía él y ella seguía protestando a gritos.

Lucía no la miraba y seguía con su desayuno.

       Al rato llegó un familiar y la llamó por su nombre y le dijo que no gritara y se fue con ellos.

        Sin ella pudo escuchar a un grupo de venezolanos que se reían contando historias de una familia de su país que vivían en una casa de cartón.

       Cuando Lucia llegó a su casa en el portal había un hombre durmiendo en una casa de cartón.


                                      Maribel FC

HUMANIDAD


       Las guerras y los genocidios del mundo las agravan los políticos que sólo quieren el capitalismo, también la ceguera de las religiones solo hace falta que sigan las protestas en la calle.

        Y que los gobiernos dejen de pensar en el dinero y sean más honestos y que con todo el sueldo que tienen lo dejen de cobrar y que ser político no implique tener un sueldo para eso están las personas bien formadas académicamente cada una en su faceta sean los que lleven a cabo los trabajos que necesita un país para tirar adelante.

       Y ahora más que nunca hay que estar unidos para parar el genocidio y que la humanidad brille más que las banderas.

                                        Maribel FC

 

 

VISITAS

 

        El mes de abril he estado muy bien acompañada de mis seres queridos y hemos hecho muchas excursiones.

       Mi corazón se reparte entre Andalucía, Extremadura, Canarias, Múnich y Cataluña.

       Cuando íbamos todos viajando en coche cantábamos canciones de Silvio Rodríguez y de Serrat.

       Ahora en mayo de vuelta a la rutina y soñando con ellos.

                                      Maribel Fernández Cabañas

 

EL CASINO

 

       El casino era sólo para hombres y que fueran socios, sin embargo, a la barra del bar podía entrar todo el que así lo quisiera.

       De niñas íbamos mis primas, mis hermanos y yo a ver a nuestro abuelo que siempre nos daba un dinerito y se alegraba mucho  vernos.

       Fuimos creciendo e íbamos a ver a nuestros padres jugando al dominó y nos daban cacahuetes.

       En la fiesta de la virgen de agosto había baile en el primer piso y el portero sólo dejaba entrar a los socios e hijos y bailábamos pasodobles con nuestros padres y sus amigos.

       También había verbena popular en la plaza del pueblo con una orquesta y ponían todo tipo de canciones modernas ; allí bailábamos con nuestros amigos.

        Eran de los pocos días que nuestros padres nos permitían llegar tarde a casa incluso más tarde que ellos.

                            Maribel Fernández cabañas

SEMANA SANTA

 

       De niña: El Domingo de Ramos, que el que no estrena algo se queda sin manos.

       De adolescente, la procesión de La Soledad por la noche con velas y silencio.

       De mayor: La Macarena, el cristo de los gitanos y el Cachorro de Triana.

       Ahora el día de la Palma y el lunes de Pascua con la mona de chocolate.

       Y en Lobón, mi pueblo natal, la Pasión viviente.

                                                 Maribel Fernández Cabañas

 

TAMARA

 

        Alicia conoció a Tamara hace unos años y enseguida la contrató para que limpiara su casa.

        A los tres meses le dio las llaves y mas adelante la invitó a un concierto en el Palau de la música y a la salida tomaron el vermut y lo comentaron.

        Los días iban pasando y Alicia notó en ella que tenía una buena educación. También cuando Alicia se encontraba mal, ella le daba siempre un remedio, por ejemplo, para el dolor de estómago le decía que la papaya era el mejor remedio.

       Alicia con nostalgia recordó los veranos con su familia en canarias donde en una cafetería se tomaba un batido de papaya para desayunar.

       Han pasado los años y ahora pasea con ella algunas tardes y se toman un batido de Papaya en una cafetería cercana a plaza de Cataluña y a pesar de que Tamara tiene mucho trabajo se organiza para salir juntas y el cariño es mutuo.


                             Maribel FC