El agua del mar.
Que sensación mas agradable: me he sentido joven con mi
marido en bañador y en una toalla y en la arena de una playa limpia y con gente
tranquilita y tomando un te frio en un vaso termo.
Corría una tarde calurosa del mes de agosto, estábamos en un
piso de ciudad sin mucho dinero para viajar y con un hijo adolescente que a lo
que aspira es a poder viajar a Inglaterra y mientras va ahorrando pasa el
verano con sus abuelos en el pueblo.
Si mi marido y yo solos en casa y trabajando a media
jornada. ¿ Porque no aprovechar la tarde para ir a un pueblecito de la
costa si total lo único que gastaremos
será gasolina?.
Que sensación mas agradable la del agua del mar tibía, ni siquiera puedo decir fresca, y la de luchar
contracorriente para poder salir del mar y tumbarme con el cuerpo mojado en una
toalla y contemplar la Bahia de Rosas.
Se me olvidó todo el
agobio que tenía en la librería,por la poca venta, y por un momento volví en el recuerdo, con mi marido, a aquellos
años jóvenes en los que nos metíamos en el agua fría de las playas de Tarifa e
intentábamos mantener el equlibrio en la tabla de surfing.
Maribel Fernández Cabañas.
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