Después de una semana ajetreados, salimos a un pueblo cercano paseamos por el paseo marítimo, deteniéndonos en la arquitectura de las
casas coloniales
Respiramos el aire puro sin contaminación dejando atrás la gran ciudad, compartimos
recuerdos, sin acordarnos de ningún problema.
Otros también paseaban con su
familia.
El tren de la costa recogía viajeros .
Olvidamos por unas horas las malas noticias que da la televisión.
Si el tiempo se pudiera detener ahí…
Queda el recuerdo de la limpia arena y la
tranquilidad otoñal.
Y es que pasear da vida.
-MFC
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