Cuando acababa de despuntar el día Lucía cogió su mochila con víveres y
se fue a dar un paseo en bicicleta, el aire fresco la fue despertando y cuando
se le abrió el apetito se paró en un hermoso parque con un lago, lleno de
plantas de todos los países: El drago traído de canarias, el Madroño, el Alcornoque,
higueras, palmeras traídas de Cuba…y se quedó un rato contemplando el lago.
De pronto escuchó una voz que gritaba ─socorro que me ahogo, socorro─
dejó la bicicleta atada un árbol y se levantó a ver de dónde venía con la
intención de ayudar, y divisó muy cerca de la orilla del lago a alguien
moverse─ dame la mano, dijo Lucía ─
Era porque se había acercado
mucho al camino que bordea el lago para coger lirios.
Salió empapado y muerto de frío, Lucia le dijo que le prestaba su bicicleta
para que fuera a su casa a ponerse ropa seca y luego se la trajera al parque.
El joven agradeció la ofrenda y le aseguró en tardaría media hora ya que vivía
en un edificio alto desde donde se divisaba el parque.
Mientras esperaba, Lucia se iba comiendo
el desayuno que tenía en su mochila.
No pasó mucho rato y el parque se llenó de niños que asustaban a las
palomas y corrían con sus bicicletas diminutas como si fueran pequeños
enanitos.
Y ella ya se estaba impacientando tenía ganas de que le devolviera la
bicicleta para seguir su paseo. La media hora ya había pasado con creces y el
parque cada vez se llenaba más.
Lucia se levantaba del banco
donde estaba sentada a ver si el muchacho no la iba a encontrar. Fue entonces
cuando divisó al joven con su bicicleta lo cual le satisfizo mucho.
Y es que con tanta picaresca como
hay en este mundo de ciudad… había dado
con alguien honrado.
-MFC
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