Alicia llegó a Sevilla porque sus amigas del pueblo la llamaron para dar
una clase de matemáticas y compartir piso con ellas.
Recuerda el día que se les averió el teléfono que estaba en la
habitación de matrimonio donde dormían Alejo en una cama plegable y Sara en una
cama grande, llegó el de telefónica y ella lo hizo pasar a la habitación donde
ellos dormían arregló el teléfono y ninguno se despertó.
Y es que ellos dos no tenían nada que hacer sólo un par de clases particulares por la tarde y por la noche salir de marcha y dormían como troncos por la mañana.
Alicia y Esther además de salir con ellos por la noche se
preparaban las oposiciones en una academia y daban clases.
Estaban bien organizados, tenían las tareas repartidas cada día cocinaba
uno, Alicia los miércoles hacía cocido, Esther macarrones a la boloñesa , Alejo huevos rellenos y Sara pollo en
salsa , en cuanto a la limpieza igual eran jóvenes y además se llevaban muy
bien.
Alejo recibía muchos regalos de los padres del niño al que le daba
clases, un día le regalaron un lomo al horno y lo compartió con todos.
Han pasado muchos años y todavía tienen contacto telefónico porque no queda ninguno en el pueblo y se escriben
postales para felicitarse el cumpleaños.
Maribel
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