Cuando era una niña flacucha mi abuelo hacía que los alimentos fueran
exquisitos porque jugábamos con ellos.
Por ejemplo, al queso de burgos le hacía un
corte en forma de triángulo y me decía ahora cómete el triángulo y mira a
través del ojo.
Con los albaricoques decía lávalos y te lo comes a bocados.
También me acuerdo que para los niños nos
cortaban el trozo de la sandía más gustoso y sin pipas. Y la tajá de melón sin
semillas la de la azuquita para mí decíamos.
Y en la matanza del cerdo las quijá a la brasa para los niños y la
primera carne asada también.
Lloré mucho cuando falleció fue mi
primera pérdida.
Maribel FC
Fuiste afortunada de poder disfrutar de tus abuelos, y de llevarlos en el recuerdo para que siempre vivan contigo. Un abrazo fuerte, amiga
ResponderEliminarMe alegra tu comentario amiga querida. Muchos besitos
EliminarA pesar del tiempo transcurrido, guardas en tu corazón todo tu agradecimiento hacia la figura de tu abuelo. Parece que una de las cosas que Don Quijote le decía a Sancho era que lo peor del hombre era el desagradecimiento. Eso, por suerte para ti y los que te rodean, no forma parte de tu vida. ¡Muchas Maribeles necesita nuestro herido mundo! Besos mil.
ResponderEliminarMuchísimas gracias querida Tuciliana tu comentario me llega al corazón. Un abrazo muy grande
EliminarAy, supongo que hablas del abuelo Aurelio y la abuela Paca.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias por tu comentario me hace mucha ilusión sí este relato es un relato de vida. Un fuerte abrazo
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