Ángela y su hijo.
Ángela es una vecina
que tiene un hijo que de pequeño rompía los juguetes y ella no le reñía y su padre se quejaba y sentaba al
niño a ver la tele( les compraban películas de DVD de Disney y ponían al niño
con los pies en el sofá y el padre
estaba muy orgulloso de haber conseguido que, al menos ese rato, el niño no
rompiera nada y así el se podía acomodar
en su despacho a leer tranquilamente.
Cuando el niño se
cansaba de la película la madre se lo llevaba al parque, pero no lo dejaba
jugar con los otros niños del barrio y
le traía niños del colegio de elite al que lo llevaba y estos niños lo llamaban
por su apellido:− ¡Pérez no quemes papeles!, les decían sus compañeros cuando
el niño fue creciendo − ¡Pérez no tires petardos!, que no es san Juan.
El padre nunca bajaba al parque era ejecutivo y pasaba los
fines de semana en su casa con los libros y el ordenador.
Y la madre con una voz muy bajita le decía al niño,ya
crecidito:− Pablito que te vas a quemar, Pablito ten cuidado pero Pablito
seguía quemando cajas de zapatos y periódicos ante la vista de su madre.
Yo veía a los niños del parque y jugaban con las bicicletas
o los patines también celebraban sus cumpleaños en los bancos del parque e
invitaban a Pablito y este se ponía un disfraz de vaquero y jugaba a su aire
disparando con las pistolas, sin ni siquiera a cercarse a comer tarta y las
demás madres y padres invitaban a la madre la cual preguntaba por actividades extraescolares
que hacían, pero ella no apuntó nunca a
su hijo a que fuera a hacer natación en la piscina de al lado, a la que iban
todos los del barrio. Ella se llevaba a su hijo a un Club de Natación privado.
Pasaron los años y un día me encontré a Pablo con su madre,
alto, con bigote y bello en las piernas:−¿
Hola Pablo como te va en el colegio?
− No si me expulsaron
por pi…
− Pablito dile que estas en una buena academia preparándote para policía
que es lo que a ti te gusta, contesto su madre, interrumpiendo al mozo.
Pero seguro que Pablito quería contarme que lo expulsaron
por pirómano.
Maribel Fernández Cabañas
No hay comentarios:
Publicar un comentario