Algunas cosas eran nuevas para mí: La
gente, el ambiente, las cafeterías. Otras familiares: El instituto Milá, donde finalicé
mis estudios de catalán en mil novecientos noventa y siete. Entonces era una
alumna con falda plisada y gorrita de paño.
En aquella época yo era diferente: Ni
era madre, ni ama de casa, ni escritora, ni esposa, sino maestrilla deportista
recién llegada a esta región nueva y desconocida para mí.
Trabajaba en un pueblo, mí trayecto
rutinario era coger la autopista y pasar todo el día en el colegio, donde no
escuchaba mi lengua materna y la echaba de menos. Les escribía cartas a mis
amigas del sur, donde se lo contaba.
A pesar de todo, disfrutaba en el
instituto Milá. Siempre me ha gustado esforzarme como alumna en un aula: Pupitres,
libretas, profesores, compañeros… aprender una lengua nueva, descífrarla,
entenderla, hablarla….
Ahora paseando por el barrio de San Jorge, me acuerdo con alegría de aquellos primeros años.
Ahora el barrio de San Jorge es un poco mío y
vengo a disfrutar de mis recuerdos y de
mis amigos, unos catalanes, otros de Burgos, otros de México, y alguno también
del Sur.
Maribel FC
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