En el club de telefónica de Cervelló allí pasábamos el verano en la piscina,
en el restaurante, en el río o el pinar. Había las pistas de tenis, de futbol y
baloncesto.
Cuando andábamos por el Pinar y por las zarzas, que bordeaban el río,
nos arañábamos las piernas y los brazos y en la parte de abajo había un
puentecillo donde los niños tiraban la red y cogían peces.
Alicia recuerda de forma especial cuando estaba embarazada y llegó de
Sevilla una amiga para verla y se ofreció para ser la madrina del niño que iba
a nacer Alicia y ella se ponían a la sombra en las sillas de jardín que habían
traído de casa.
Cuando nació la criatura vinieron a conocerlo la familia de Canarias, la
madrina y dos amigas de Sevilla compañeras de estudio todas maestras y a pesar
de la distancia y los años nos tenemos un gran cariño.
Con los los amigos de Barcelona íbamos con los niños a pasar el domingo y disfrutar
del entorno.
Al
cabo de unos años celebramos alli nuestra boda y los reunimos a todos con baile
y las cien canciones de amor seleccionadas por los novios.
De esto hace ya muchos años y nuestro
cariño es cada vez más consensuado y grande.
-MFC
Ah, los tiempos pasados al calor de un verano. Ahora el niño ya es hombre... los años pasan, los peques crecen. Un abrazo grande
ResponderEliminarSí, un relato de dar vida y formar una familia. Un abrazo de letras querida amiga
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