Despidiéndome.
Esta tarde he querido despedirme, por unos días, de mi
ciudad , dándome un paseo por un lugar de la playa que no suelo transitar y he
visto a gente alegre paseando, unos a paso lento otros haciendo footing y
muchos sobre ruedas, infinidad de bicicletas monopatines y patinadores.
Pero he observado a otros encerrados en el lujo de cristal
del polémico Hotel Vela, que vulnera la ley de costas y ahí está para que sólo
los muy pudientes lo disfruten y suerte tenemos que el Paseo Marítimo es para
todos y la playa también.
En cuanto a dinero está claro que tienen más los que están
dentro del hotel, pero alegría rebosante he visto en los de la calle: jóvenes
haciendo maravillas desplazándose con sus monopatines y con sus bicicletas
subiendo y bajando por las rampas y el mirador, que rodean a este hotel tan
cercano al mar y tan lejano para los ciudadanos .
Mi acompañante me ha invitado a entrar en la cafetería del hotel
y le he dicho:- Otro día que hoy
prefiero estar entre la gente de la calle.
Y fuera nos hemos sentado un rato en la escultura de “Los
cubos” en la playa del barrio de pescadores, a contemplar
la grandiosidad de este Mediterráneo que no veremos durante unos días porque
nos vamos a un pueblo frío del interior.
Maribel Fernández Cabañas.
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