La vida.
Se habían levantado tarde y a pesar de que el día ventoso y
nublado no acompañaba habían decidido, como dos prejubilados que
normalmente están atrapados por las
cuatro paredes de la casa, cuyo espacio se disputan porque ambos son muy caseros…
Hoy sin dudarlo, habían decidido ir juntos a espacios mas
abiertos que la casa.Se fueron a un gran parque, allí pasearon, Julio le enseñó
algo de fotografía a Elisa, la cual se lo agradeció con un esplendido desayuno
en una terraza contemplando vistas.
En los árboles ya empezaban a brotar algunas flores
primaverales, anunciando el fruto estival. Julio no dado a expresar en público
sus amores, la besó en los labios, la cual se sintió como cuando festejaban en
sus años jóvenes y le acarició tiernamente su rostro.
Pasearon por el gran parque, Elisa elegía el enfoque y Julio
le explicaba como regular la velocidad y el diafragma de la cámara, una clase
al aire libre. Libres se sentían ellos tenían todo el espacio del mundo.
Pero sonó el móvil de Julio y la cara se le tornó seria.
− mañana a las doce de acuerdo, concluyó Julio.
-Otro entierro más, estamos enterrando a los padres de
nuestros amigos, a nuestros propios padres,es la vida decía Elisa.
Con esta llamada se les acabó la sensación de libertad y de
felicidad.
Y se fueron a las pompas fúnebres a abrazar a su amigo.
Maribel Fernández Cabañas
Sobre todo, me ha gustado la forma en que haces aparecer en un mismo relato,y sin que al parecer te lo propongas, los brotes nuevos y el final de una vida. ¡Qué duro y real contraste!.Cada día te superas!!!.
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