Sin compromisos.
Saber que tengo todo el fin de semana en libertad para hacer
lo que me apetezca.
Que peso me he quitado de encima sin tener que ir con mi
amiga María a darle vueltas durante dos horas a la fachada de la sagrada
familia con un guía que nos explicaría todo el simbolismo de la cristiandad,
que ya le tocó a mi hijo hacer un trabajo sobre esto y era pesado, y además el
arte masónico, hasta interpretar una piedrecita azul que está situada bien
lejos y que casi la vista no la distingue.
También me he librado de ir con mi vecina Agata a escuchar
un monólogo de dos horas en un teatro y es que a mí lo que me gusta, con este
buen tiempo, es ir a un parque a comerme la merienda y hacer fotos al lago, a
los coches de caballo, a los niños correteando… Pero ellas parece que si no
adquieren cultura no disfrutan, tienen que aprovechar bien su tiempo libre y a
mí me gusta perderlo. Ya lo aprovecho bastante de lunes a viernes. Que menos
que ser libre un fin de semana.
Para mi ser libre significa no tener prisa, ni tener que
llegar puntual a un sitio, ni depender de horarios.
Este fin de semana además estaré sola en casa, mi marido y
mi hijo se van al pueblo con mi suegra con lo cual no tendré ni que cocinar. A
ver si mis amigas aceptan un bocata en el parque.
Maribel Fernández Cabañas.
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