Ir a Montjüic es disfrutar de la naturaleza urbana y si
encima el día es fresquito mucho mejor para no cansarse de pasear.
El cielo limpio, la hierba
frondosa, las estatuas realzando la grandeza de esta montaña al lado del mar,
con sus jardines floreados y edificios emblemáticos convertidos en museos para disfrute de todos.
Las vistas panorámicas de toda la
ciudad a su falda.
Bajar las escaleras y encontrarse
con la gran fuente y en lo alto el majestuoso Palacio.
¡Qué alegría para los sentidos!
MaribelFC
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