Lucía en sus paseos matutinos veía a niños que iban de paseo con sus hermanitos
pequeños y a un abuelo muy elegante.
No los conocía de nada, el abuelo le recordaba al padre de una amiga suya que era muy tranquilo hablando y muy conocido en su pueblo, lo conoció de jovencita cuando él iba a recoger la
cosecha de trigo.
Sin embargo este hombre, lo que hacía era coger espigas
secas de los árboles de la ciudad recogía flores silvestres como espigas, flores, campanitas y margaritas.
Hasta que llegó el día en el que los
jardineros las cortaron y pasear por la ciudad ya no era tan bonito para Lucía.
-MFC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario