Que alegre es esta señora tan
mayor que no deja de hablar con la peluquera, piensa Lucia mientras espera su
turno.
La señora tenía todo el pelo canoso y había ido por primera vez a esta peluquería
porque la más cercana a su casa tenía cerrado y mientras la peluquera iba haciendo,
ella a pesar de tener la boca tapada por
la mascarilla se le entendía bien.
Iba desgranado su vida abiertamente
no le importaba que nos enterásemos.
Qué edad tendrá con esos cuatro pelos blancos
que me recuerdan a los de mis abuelas sólo que
ellas llevaban moños y no iban a
la peluquería , que moderna son las señoras de la capital que llevan hasta sandalias de jóvenes y las uñas pintadas.
La peluquera le seguía la corriente pero
intentaba modernizarla más aún, le secó el pelo, se lo peinó con el cepillo eléctrico
para rizar el pelo y ya está usted lista.
La señora decía que estaba acostumbrada a los tubos y sin pinzas
ni nada la peluquera se los puso incluso
estando ya bien peinada.
Ella
había estado siempre con mucha familia hijos y marido pero su marido falleció
al cumplir los cincuenta años y con el paso de los años sus hijos se fueron
casando y dándole nietos y ahora a sus noventa años vive sola pero siempre
ayudándolos en todo porque ella piensa que el dinero que tiene es mejor
gastarlo en vida.
Y se despidió muy alegre y bien guapa hasta dentro de quince días.
-MFC
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