Hace ya muchos años había una cocinera en la casa de una mujer rica y
famosa que también tenía niñera universitaria.
Alegría, que así se llamaba la cocinera creía que había una tercera
dimensión y aseguraba que seres de otros planetas le hablaban por las noches.
La niñera que era muy susceptible
no quería que le contara esas cosas bastante tenía ella con lo que le contaba su
abuela del cielo y del infierno cuando era una niña y con cuidar de los niños y
plancharle la ropa.
La niñera podía entrar en el salón y ver la televisión con los niños,
pero la cocinera no. Los trabajos los tenía así dispuestos la señora que era
diseñadora de ropa y también escribía para una revista de viajes, ella
iba a muchos países con su marca de moda y tejidos.
Un día Alegría le pidió un favor a la niñera que dijo que sí. Se trataba de escribir un texto a la asociación de empleadas de hogar para que les pagaran la
seguridad social igual que a cualquier trabajador.
Alegría cambió y empezó a ser más realista, fue pionera en su lucha con
la asociación. La niñera siguió ayudándole y cuando podían coincidir iba con ella.
Hasta que un día la señora se dio cuenta y las despidió a las dos.
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