Me acuerdo de cuando estaba en el internado, mis padres me
llevaban en el taxi del pueblo hasta Mérida que era el punto de encuentro donde
los autobuses esperaban a todas las niñas de Extremadura.
El internado era la Universidad Laboral de Cáceres y las
condiciones que se requerían eran que el padre o la madre fuesen mutualistas
(carteros, médicos, agricultores, minería…) y tener buenas notas.
Yo tenía buenas notas y un maestro llamó a mis padres para
informarles de las becas para estudiar bachillerato y COU, acababa de cumplir
catorce años y me fui a Badajoz a entregar los impresos para solicitar la beca.
El primer año de internado lloraba mucho porque echaba de menos a mis padres y a mis hermanos ,que de verlos cada día pasé a verlos cada tres meses; suerte al teléfono de Filomena Martin una buena amiga de mi tía que tenía teléfono y yo desde una cabina llamaba y hablaba con mi familia.
<< CONTINUARÁ >>
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