Mi espacio.
Me gusta mucho estar en mi mesa de comedor, pero eso no
siempre es posible, porque mi familia quiere ver la tele. Ahora sí, porque
estoy sola.
En la mesa del salón tengo todo: mi bolso con lo que
significa para mí… pues tengo mi libretita y mi boli azul, la cartera con el
dinerito y los documentos, las llaves del piso y del coche. Tengo las tres
gafas : de cerca de lejos y de sol y ¡ como no! el móvil, por si me llaman mi
marido y mi hijo o por si los tengo que llamar.
Sí en la mesa del salón tengo mi gran libreta… desde donde
escribo ahora. También la radio, que me permite oír lo que quiero, música y no
lo que se oye, los gritos de los niños de la guardería que están en el parque
chillando o los ruidos de los coches de la calle Selva de Mar.
A veces me traslado, con todo lo que tengo en mi mesa, a un
parque y estoy la mar de bien o mientras voy en el metro, porque en estos
sitios se me amplia el horizonte, veo
gente y me gusta mucho observar como gesticulan, sonríen, bostezan o hablan por
el móvil.
Pero claro, será que mi mesa sólo la tengo a ratos, que el
día que puedo no me separo de ella.
Maribel Fernández cabañas.
Bueno, es que eso de estar, de vez en cuando, a nuestras anchas es de lo más reconfortante.
ResponderEliminarTe imagino en situación, porque como siempre tus relatos, más que escritos con palabras,parecen hechos de imágenes.Un abrazo.