A oscuras.
Suena el despertador son, como siempre, las siete de la mañana .No puedo encender la luz de la habitación porque despertaría a mi marido. Apenas si habrá cogido el sueño, porque ha trabajado de turno de noche.
Salgo de la cama calentita, con los ojos medio cerrados y dolor de cabeza, de las pesadillas que he soñado, siento la falta de oxígeno en el cuarto y la respiración fuerte de mi marido.
Me voy directa al baño de la habitación que es “suite” y a tientas cojo mi cepillo de dientes, que dejo siempre apoyado en el lavabo para no confundirlo con el suyo.
Me lavo la cara con agua fría a ver si me despierto. Torpemente busco en el armario y toco un jerséis de lana y me voy vistiendo, los pantalones no los encuentro voy tocando, noto que es el perchero y torpemente dejo caer al suelo unas cuantas perchas ,con el tacto acierto con algo largo y pesado parece mi abrigo marrón y me lo pongo . Pero sigo sin encontrar los pantalones.
Vuelvo a meter mis manos en el ropero y tocando estantería por estantería, encuentro algo muy suave , como de piel, adivino que es la bufanda que me regalaron por mi cumpleaños y que tanto odio, decido dejarla donde estaba, mas o menos arrinconada.
Abro un cajón y respiro el agradable olor a lavanda: mi ropa interior que yo elegí tan cuidadosamente.
Salgo medio vestida a la terraza donde la luz del amanecer se agradece y también el aire puro de la mañana ¡mis pantalones en el tendedero!.
Maribel F.C.
Tus descripciones me parecen de lo más fotográficas. Ánimo!!!
ResponderEliminaral ver el próximo....besos
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