Vacaciones familiares.
No hay nada mejor, en unas vacaciones de Semana Santa, que irse a un pueblo porticado, con calles empedradas y dar un paseo, bajo el manto de nieve fina, con paraguas, chirucas y guantes.
Luego, para entrar en calor, sentarnos delante de una mesa bien puesta a tomar una sopa castellana, cochinillo y de postre torrijas. Con la buena compañía de otra familia amiga.
Y para terminar las vacaciones, la nieve cesa para dejar pasar la procesión del silencio al ritmo de los tambores, con velas encendidas ,en la noche oscura y las mujeres en el balcón del ayuntamiento cantándole una Salve María.
Desde Riaza (Segovia).
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