Mi lago, tiene en la orilla, lirios amarillos de tallo largo
verde y sauces llorones que dan sombra.
Al fondo hay un monte de hierba y arbustos con florecillas
rojas.
Yo me mantengo en la orilla por donde están los bancos donde
los paseantes se sientan y dejan restos de comida.
Habitualmente los domingos, vienen familias a pasar el día y
nos echan perdigones que compran en el kiosco de este gran parque, ¡están
buenísimos!
Solemos ir todas juntas y cuando un niño pasa corriendo
entre nosotras nos espantamos y volamos hasta los tejaditos de los museos que
hay cerca. Aunque les han puesto clavos para que no nos posemos pues nuestros
excrementos destruyen la piedra de estos bellos edificios emblemáticos.
Mas apartado está el bosque de pinos donde también hemos hecho
nidos , pero como la orilla de mi lago no hay nada igual.
Maribel Fernández Cabañas.
Creo que es la primera vez que escribes un relato donde lo animales hablan.Me ha gustado esa originalidad tuya.
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