Llueve.
Da gusto salir a la calle a pasear a la perra y que caigan
cuatro gotitas y tener que volver enseguida porque empieza a llover fuerte.
Sentarme a escribir y verlo a través de mi ventana que me entra el aire fresco
con aspecto primaveral y no el
asfixiante de días atrás.
Pero ya sabemos que nunca llueve a gusto de todos.
Maribel.
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