El primer año tenía en la habitación una compañera asturiana que era muy
divertida, recogía la ropa de la lavandería y sin doblar ni nada la tiraba en
su armario de madera al lado de las literas.
Cuando nos duchábamos en una sala grande de duchas y lavabos con espejos
a ella se le oía cantar “Juanita banana se mea en la cama jajaja y su madre le dice
cochina marrana jajaja” y yo me tronchaba de risa.
También cantaba” lalalalá, yo canto a la mañana que me ha visto crecer y
canto al día que me ha visto nacer…
Y por la noche venía una educadora apagando las luces de todas las
habitaciones y cuando nos escuchaba hablar entraba en la habitación con una
linterna y nos mandaba a dormir.
Por las mañanas a las siete sonaba la alarma para despertarnos y llegar
pronto al comedor antes de que lo cerraran. las clases empezaban a las ocho y
media y el desayuno era pan con mantequilla y café con leche.
Y lo mejor era la merienda que nos daban chocolatinas.
Y es que cantando los males se espantan
Maribel Fernández Cabañas